29/1/12

«Habla como quien tiene autoridad...»

Meditación para el IV domingo de tiempo ordinario
Ciclo /B/

Textos:
Deuteronomio 18,15-20
1 Corintios 7,32-35
San Marcos 1,21-28

Uno de los grandes problemas del mundo actual es que no se encuentran con diversas figuras de autoridad en la vida. Constantemente surgen hombres que pretenden dar esperanza a la humanidad, a un pueblo, a una sociedad especifica y sin embargo se puede constatar que a pesar de todo no encuentran cabida en ese grupo, pues sus palabras no forman una autoridad plena en su existencia. De manera gradual la sociedad se desilusiona de esa persona,, ya no lo siguen, pareciera que se ha perdido toda esperanza para seguir adelante en su caminar.
Por otro lado, los medios de comunicación pareciera que hoy día son autoridad por sus informes, sus modas, sus propuestas y críticas de cara al mundo. Todos estos medios ofrecen medios para que el hombre encuentre la felicidad, su estabilidad, su comodidad, su estética. Perol en la medida en la que estos medios van propugnando por sus propuestas, también el hombre se topa con sus desilusiones y ve que esos paraísos que prometían los medios de comunicación son mera fantasía, lejana totalmente de la realidad.
Además dentro de la misma familia parece ser que también se pierde la figura de autoridad, pues los padres ya no son esas figuras de autoridad que eran antes. Los hijos se desilusionan constantemente de sus padres, y en el peor de los casos buscan otra figura de autoridad que por lo general los aparta de un buen camino e incluso los puede llevar a su perdición.
Sobre el tema de la autoridad nos habla el texto del evangelio del día de hoy. San Macos ha iniciado en el evangelio, el ministerio de Jesús, llamando a sus primeros discípulos y exhortándolos a la conversión, como lo contemplábamos la semana pasada. Ahora da un paso más, Jesús entra a la sinagoga, y ahí se le reconocerá que él habla con autoridad: «Quedaban asombrados de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.» ¿Pero en dónde está la autoridad de Jesús? ¿Cómo se nota su autoridad? El mismo texto nos lo desarrollará.
La sinagoga es el lugar donde la comunidad se reúne para la escucha de la Palabra, lugar de encuentro con Dios, con la enseñanza. Sin embargo ahí se encuentra un hombre con un espíritu inmundo. Esto es contradictorio ¿Por qué existe un hombre así en una institución donde debe de estar el espíritu de Dios? ¿Quién lo ha hecho inmundo?
Expliquemos primeramente que al decir inmundo la escritura refiere a los que no viven la justicia con el forastero, el que falla en la caridad con la viuda o el huérfano, la resistencia a vivir la fidelidad; El que es puro es el que vive en el amor. Impureza es la incapacidad para relacionarse con Dios y este hombre está en la sinagoga, a pesar de la escucha de la Palabra, de las practicas purificatorias, no logra comunicarse con Dios. Con esto San Marcos nos coloca a Jesús que quiere llevar por el buen camino al hombre, hacia su plenitud, pero para ello debe de purificar las estructuras que lejos de acercar a Dios y a los hermanos, le alejan. Se puede entrever una seria denuncia a la institución religiosa que aleja de Dios, en lugar de acercarlo.
Pero demos un pasó más, Jesús ve a este hombre que está dentro de la sinagoga y lo libera. No se pone a culpara a nadie, ni a regañar los miembros de esa comunidad, no ordena para que hagan algo; sino que él se pone en marcha y pone por obra la liberación de este hombre. Él toma su lugar y actúa, lo que este hombre vive es terrible, está endemoniado, está lejos de Dios, lejos de sus ideales, de sus sueños y proyectos, y ante eso debe de actuar.
Y esta actitud de Jesús es lo que le viene a dar la autoridad, no los discursos extraordinarios, sino la fuerza de su actuar, la fuerza de liberación con el hombre mismo. Lo primero que hace Jesús es liberar al hombre. No se queda con palabrerías, no se queda acusando a otros, no se queda mandando haber si alguien hace algo. Él toma las riendas de la situación y actúa. La autoridad por tanto no parte de la elocuencia, de la publicidad, de la ventas, de un dominio sobre los demás. La autoridad parte de la actuación a favor del otro, a favor de la liberación, sin dañar ni perjudicar a nadie, sino que libera al otro reconociendo quien es él, y de lo que se puede hacer.
Ahora podríamos distinguir entre autoridad y autoritarismo, y con ello, la diferencia entre guía y jefe.
Al hablar de Autoritarismo, nos remitimos al acto simple de dar ordenes, de mandar, de señalar con el dedo o chasquear los dedos para que se cumpa una orden. Ello implica que no se tome en cuenta lo que piensa, lo que vive, lo que el otro pueda aportar. Tenemos así la figura de un jefe, de un dictador, pero no de una auténtica figura de autoridad. Y no es figura de autoridad, porque en cuanto esté al alcance de la mano se puede uno revelar, destruirle, acabarle, sin ningún sentimiento de culpa.
Si remitimos a un guía, implica a alguien que está al frente de otros, pero si bien va guiando al los demás, él mismo los va acompañado. Un líder es el que conoce las necesidades de los demás, toma en cuenta lo que los demás propone. No exige, sino que camina con el otro; no impone, sino que consensa. Si bien está al frente de un proyecto, no se queda sentado esperando que le hagan todo, sino que se involucra y anima a seguir a todos adelante.
Y este es Jesús el guía, el que tiene autoridad, porque se involucra en medio de la necesidad del hombre. No se queda al margen sino que va y hace camino con los demás. Se acerca al mal del hombre y lo libera, no busca culpables, no lo ve desde su escritorio, sino que actúa profundamente con él. Por tanto para ser autoridad hay que acercase al otro, caminar con él, y así unos e vuelve valioso, no por un puesto, sino por lo que uno es con el otro.
Si el mundo se ha desilusionado porque no hay autoridad es porque a veces la política ha palabras huecas que pronuncian vanas promesas, que con elocuentes palabras ocultan ambiciones personales-. Si la publicidad no tiene autoridad es porque no se dice la verdad de las cosas, pues son anuncios que sólo seducen, pero que no transforman con lo que anuncian. Los medios de comunicación están llenos de palabrerías, pero dicen poco tergiversándolo todo. Pareciera que se pierde su autoridad. Lo que se necesita es caminar con el otro, no engañar, no prometer en vano sino apoyarse mutuamente, ayudando ahí donde está el espíritu inmundo, para que de verdad se aleje, para que de verdad nos transformemos, alejando la soledad, la incomprensión, la desorientación, las modas, las burlas. Ese es la autoridad que se necesita, el hacerse ¡cercano al otro, y quitar todo aquello que le impide seguir siendo libre, que le de su dignidad.
Que el coordinador, no se limite a ordenar en el grupo, sino que escuche, que complemente, que ayude y se involucre. Que jefe de una oficina, no se quede pensando que todos deben hacer su labor, sino que los conozca un poco para que así todos hagan bien esa labor. Eso da la auténtica autoridad, pues nos preocupamos de erradicar lo inmundo, lo que no nos hace humanos y distancia de Dios
Cuantos papás han perdido la autoridad porque sólo mandan, o dan cosas. Pero no actúan en el mal de sus hijos, es decir no los atienden cuando se sienten solos, cuando se sienten incomprendidos, cuando se frustran en l a escuela. Los niños necesitan de sus padres y no sólo para mantenerlos, sino para que los escuchen, los comprendan, los conozcan, jueguen con ellos. Si esto se hiciera cuanta autoridad habría entre los padres de familia, como no sólo mandarían, sino que caminarían y se involucrarían en la vida de sus hijos. La autoridad por tanto se gana en la medida en la que uno se hace compañero de camino y agente distante, se hace guía y no dictador.
Pidamos a la luz de este pasaje evangélico que seamos más sensibles, para dar a conocer a Jesús y la auténtica autoridad que transformará al hombre.

15/1/12

Guías de la verdad

Meditación con motivo del Segundo Domingo del tiempo ordinario
Ciclo /B/

Textos:
1 Samuel 3,3b-10.19
1 Corintios 6,13c-15a.17-20
San Juan 1,35-42

Un elemento vital en el desarrollo del hombre es sin duda la necesidad de mediaciones para acceder a otra realidad o bien para encontrase con alguna persona. Si lo pensamos bien, cada vez que buscamos alcanzar algo, conocer una realidad o incluso que se nos presente con una cierta persona, buscamos a alguien que pueda acercarnos a esa realidad, para conocer, para aprender, para poder entrar en contacto.
Por tanto, todos nosotros estamos inmersos en una serie de mediaciones que nos facilitan encontrarnos con los demás o con algo, el problema está que no siempre son lo mejor que nos puede ayudar. Hay veces que las mediaciones son incompletas, o nos llevan hacia donde deberíamos.
Hoy día ah y cantidad de mediaciones, uno de ellos por ejemplo es el internet y con unos cuantos segundo podemos acceder a cantidad de informaciones, que nos procuren acercarnos a cantidad de cosas, sin embargo, no toda esa información a veces es veraz o bien puede desviar la dirección de lo que realmente buscamos.
Otra mediaciones son los maestros, cuántas veces los maestros son aquellos que deben enseñar a sus alumnos a conocer las cosas, a acercarse al conocimiento, pero muchas veces no es así. Muchas veces sólo enseñan lo que aquellos les convienen o bien solo les infunden a los alumnos sus ideas, pero no lo que realmente deban aprender, no porque ello sea malo, pero a veces descuidan lo más importante para sólo colocar lo que ellos quieren que aprendan. O incluso a veces ni sueñan, no se preparan los maestros de manera que los alumnos no sean capaces ni de entender ni comprender lo que les corresponde. Son malos maestros, malos guías que desvían la verdad, y evaden su responsabilidad, ya sea por pereza o bien por querer sólo anteponer su ideales meramente personales.
Otros mediadores importantes en la sociedad son los padres de familia, que a veces por sus intereses, su trabajo puede olvidarse o descubra de guiar a sus hijos por el camino de la verdad y la honestidad, de la sinceridad y de la generosidad. Los papás deben ser esos maestros que enseñen los pilares, que enseñen el respeto, el amor, la responsabilidad pues esas son las bases de la sociedad, las bases para buscar auténticamente lo que es veredero y ayuda en la vida al hombre
Otros son los líderes de opinión, los líderes políticos, pero muchas veces son incapaces de conducir a la verdad, se quedan en el mero proselitismo, en sus meros intereses de índole política y protagonismo, pero no conducen a lo que edifica o ayuda. Incluso los líderes religiosos se pueden quedar muchas veces en meros sentimentalismos y no instruir, no ayudar a entender el misterio de Dios.
El mundo necesita líderes que realmente llevan al mundo al hombre al conocimiento de la verdad, de lo que realmente instruye, de lo que realmente ayuda, de lo que realmente puede hacer feliz al hombre.
El día de hoy la liturgia nos presenta este tema de los hombres que son mediadores en la historia. En la primera lectura vemos al joven Samuel que escucha la llamada de Dios pero no sabe reconocerla, pero gracias a la paciencia y sabiduría de Elí, éste es capaz de escucharla y llegará a convertirse en profeta. Por tanto Elí, ha sabido guiar a Samuel al encuentro de Dios, a entender un mensaje, una llamada especial en medio de su vida.
Hoy es necesario saber guiar a los hombres en medio de tantas voces y distinguir las voces que en realidad dañan, destruyen, son promesas falsas o pasajeras. Hoy más que nunca se necesita de esta realidad. Se necesitan guías que ayuden a ver que no todas las voces son de confiar. Se necesitan papás que sean guías y sepan ayudar a sus hijos a reconocer que hay voces que los quieren llevar a la violencia, a las drogas, a una vida sin compromiso y sin esperanza. Se necesitan guías que busquen auténticos caminos de paz y seguridad en medio del mundo, que sepan guiar a los demás por las voces de la justicia y la honestidad.
EN segundo lugar escuchamos hoy en el evangelio el ejemplo de un segundo mediador que es Juan el Bautista que de igual manera sabe guiar a sus discípulos señalándoles a quien deben de seguir: «Miren al Cordero de Dios.» Y podemos observar como inmediatamente los deja ir, no los retiene para sí, sino que los invita para que descubran quien es Jesús y así se vayan encontrando con él. Juan se queda estático y ellos comenzar a moverse, deben descubrir que ahora su vida es dejar al Bautista para encontrase con Jesús. Un buen mediador, un buen guía es aquel que saber llevar a los demás a lo que les conviene, no se queda con las personas, ni tratar de que se queden sólo con sus ideas, sino que abran horizontes que sean críticos, que nos e queden sólo con lo que él piensa, sino que vayan más allá, y que sean capaces de seguir creciendo y madurando.
Estos discípulos deben seguir a Jesús y comprender que ahora ellos deben iniciar una nuevo camino, su vida ahora no es sólo de una idea, sino de una proyección; ellos deben de ir haciendo camino. Estos discípulos abandonan a Juan y ahora deben ser discípulos de Jesús es dejar detrás lo antiguo. No porque deba de olvidarse, sino porque uno debe conocer la novedad que trae Jesús.
Y cuando se habla de “seguir”, implica caminar junto con el otro que señala el camino. A partir de ahora no soy yo el que marca el camino, sino que es otro el que me va demostrando el camino, el que lo va señalando. Por lo tanto, ser discípulo es la invitación a dejarse sorprender y ver el camino que Jesús propone, no el que yo quiera. Y es que el camino de Jesús es el camino de la entrega, la generosidad, el perdón, la humildad. En otras palabras es el camino del Evangelio.
Juan le Bautista finalmente ha preparado a sus discípulos para este momento para que empiecen a caminar y se abran a al novedad que trae Jesús, que sean capaces de crecer, de madurar y de ir creciendo en medio de este camino.
El mundo necesita hombres y mujeres que sean buenos guías que lleven a la verdad, que guíen hacia lo que realmente hace crecer y madurar en la vida del hombre. Que sean como Elí que sabe ayudar a distinguir entre las voces, que sean como Juan que los ayudan a superar y abrirse hacia un camino de madurez en la vida. Y si lo vemos a la luz de las lecturas hoy se necesitan auténticos guías que sepan llevar hacia el encuentro con Dios, y que sepan ayudar a los hombres a descubrir que ahí está la verdad que hace libre al hombre y lo transforma profundamente.

8/1/12

«Tú eres mi Hijo muy amado, en quien me complazco»

Meditación con motivo de la fiesta del Bautismo del Señor
Ciclo /B/

Textos:
Isaías 55,1-11
1 San Juan 5,1-9
San Marcos 1,7-11

Hoy celebramos la fiesta del Bautismo del Señor, con esta fiesta finaliza el tiempo de navidad y el día de mañana comenzará el tiempo ordinario, un tiempo para meditar y conocer a profundidad la persona de Jesús y su ministerio. Pero ¿qué significa esta fiesta? Podría limitarse simplemente a recordar el suceso histórico del bautismo de Jesús, y entonces el día de hoy sería una mera conmemoración de ese acontecimiento. Sin embargo eso sería algo pequeño de cara la misterio de Dios. Esta fiesta no sólo es el recuerdo histórico del bautismo del Señor, sino que debe de ser, como todas las fiestas en la vida de la Iglesia elementos que ayuden a iluminar la fe del creyente.
Por tanto, esta fiesta nos invita a meditar y a conocer a profundidad la identidad de Jesús, ya el mismo pasaje del evangelio culmina una vez que narra los diversos elementos del bautismo, con una frase que parece acercarnos al misterio de Jesús y con ello, reconocer la identidad de Jesús y nuestro papel delante de él: «Tú eres mi Hijo muy amado, en quien me complazco
Estas palabras nos enseñan la identidad de Jesús. Analicemos brevemente estas palabras para entender un poco el misterio de Jesús y acercarnos con mayor profundidad a él.
En primer lugar lo llama “mi Hijo”, llamarlo así recuerda dos cosas. Por un lado su identidad de frente con el Padre, Jesús es el Hijo con respecto al Padre. Pero en segundo lugar decirle hijo implica el modo de vida, ser hijo no sólo implica que está inmerso en una familia, sino en un estilo determinado de vida, ser hijo en aquella cultura implica que es como el padre, que vive como el padre, que tiene el oficio del padre. En este caso si Jesús es el Hijo, implica que tiene como función vivir la dinámica del Padre y por tanto vivir en la dinámica del Reino, del amor, de la justicia, de la verdad porque finalmente esas realidades son los que ayudan a conocer al Padre.
Si lo pensamos bien nosotros cuando somos bautizados somos hijos adoptivos del Padre, y entonces estamos llamados a vivir como el Padre, a ser como él. Deberíamos de pensar que tanto vivimos como hijos de Dios, que tanto vivimos en la justicia, hasta que punto realmente somos honestos con los demás, y les damos lo que necesitan. O bien hasta donde vivimos en la verdad, o qué tanto decimos mentiras, o somos corruptos. Ser bautizado, no es sólo un compromiso social, sino un momento de fuerte integración al Señor, y empezar a comportarnos como él.
En Segundo lugar le llama “Amado”. La palabra amado, que en griego se dice agapetós es la misa en referencia a la palabra hebrea yahid que se traduce como predilecto, único, amado. Esta expresión tiene una gran carga simbólica y emotiva en un pasaje importante de la Escritura, pues el Hijo amado aparece en el capítulo 22 de Génesis en donde Dios pide a Abraham que entregue en sacrificio a su hijo Isaac y justamente le dice que entregue a su único, su amado. Por lo tanto, ser el amado, nos remite hasta el relato de la entrega de Isaac. De tal manera que san Marcos tiene a la vista este episodio del patriarca, y por tanto, puede ver que el bautismo es la entrega por la humanidad, y una entrega hasta la muerte. Y si bien la palabra “Amado” une los dos episodios, no tiene ambos el mismo desenlace, puesto que Isaac no es entregado a la muerte, mientras que Jesús debe ser entregado a la muerte. Lo que Dios hizo por el hijo de Abraham, no lo hará por su propio Hijo, él si será entregado. De esta manera nos muestra a Jesús como aquel que es amado, porque será entregado a la muerte para la salvación de todos. Este título nos pone en relación con su entrega.
Todos por el bautismo somos hijos amados de Dios, de tal manera que el bautismo nos debería de comprometer a entregarnos como Jesús, si bien no en una muerte en cruz, si con nuestra generosidad. Siendo caritativos con aquellos con los cuales nos encontramos. Ser capaces de entregar un poco de nuestro tiempo con esa persona sola, o con esa persona que está triste, o con tú pareja o tus hijos que necesitan un momento de ti. Entregar nuestro mejor esfuerzo para que las cosas salgan bien. Ser realmente capaces de dar lo mejor de nosotros mimos.
Y finalmente dice: “En ti me complazco.” Cuando se habla de la complacencia de Dios, se nos está hablando de la plena iluminación del hombre, del desarrollo de la razón. Dios se complace cuando el hombre es capaz de comprender el proyecto de Dios y vive desde esa dinámica, vive lo que ha comprendido. Ese comprender del hombre lo orienta a reconocer precisamente lo que es valioso a los ojos de Dios, Dios busca a los pequeños de la historia, a los frágiles, y por cuando el hombre comprende esto y tiende para cuidar a los pequeños, entonces el hombre es iluminado con un nuevo sentido, con una nueva razón y entonces Dios se complace, porque el hombre ha sabido reconocer el proyecto de Dios. Dios se complace en Jesús porque Jesús viene por los pequeños, los frágiles, y así comenzar el anuncio del Reino y el proyecto de salvación.
Nosotros estamos invitados a comprender esto y a levantar nuestra mirada hacia aquellos que requieren neutra ayuda, pues así empezamos a entender que podemos ayudar y tenderles las manos, saliendo del egoísmo para poder ayudar a otros.
Podemos ver como esta fiesta ilumina nuestra fe desde dos dimensiones. Por un lado, nos enseña un poco del misterio de Jesús que es el Hijo, el amado, en quien se complace el Padre. Y por otro, ilumina nuestra realidad de creyentes de cara a nuestro bautismo, que estamos llamado a vivir como el Padre, llamados a ser generosos y a entregarnos a favor de los demás, y a descubrir en los pequeños la presencia y el signo de Dios.

6/1/12

Epifanía: Camino de vida

Meditación con motivo de la solemnidad de la Epifanía del Señor

Textos:
Isaías 60,1-6
Efesios 3,2-3a.5-6
San Mateo 2,1-12

El hombre tiene dos caminos en la vida, dos caminos que le van señalando su propia historia y el tipo de vida que quiere tener. Son dos caminos o bien lo lleva a su propia realización como persona, o bien lo conduce hacia su propia destrucción. Esta es una realidad que ya se tiene dentro de la espiritualidad, tanto bíblica, parte de la espiritualidad cristiana. Veamos un par de ejemplos.
Ya desde el antiguo testamento, en el libro del Deuteronomio nos presenta esta realidad cuando dice: «pongo hoy delante de ustedes una bendición y una maldición. Bendición, si obedecen los mandamientos del Señor, su Dios, que hoy les impongo. Maldición, si desobedecen esos mandamientos y se apartan del camino que yo les señalo» (Dt 11,26-28). Vemos como en este texto ya se nos anuncia las dos realidades que el hombre está llamado a vivir.
Otro ejemplo lo podemos encontrar en la misma espiritualidad de la comunidad cristiana que desde el inicio retoma esta idea de los dos caminos en la vida, y un ejemplo de ellos, se puede ver en el antiguo escrito de la Didaje, que es una obra que trata diversos temas como la moral, la disciplina eclesiástica, la liturgia de los inicios de la comunidad cristina donde dice: «Mira que nadie te seduzca de este camino de la Doctrina, cuando te enseñaren cosas sin miras a Dios. Porque, si puedes sobrellevar todo el yugo del Señor, perfecto serás.» (Did 6-10)
De esta manera podemos observar que esta idea de los dos caminos está presente dentro de la espiritualidad que es en el fondo una invitación para el hombre para que alcance su realización.
Y justo esta idea se desarrolla de un modo peculiar en el evangelio del día de hoy, se nos presenta este relato de los magos de oriente, y por el otro lado aparece el rey Herodes. Ambos buscan Jesús, pero por dos vías distintas. Mientras los magos buscan a Jesús para adorarlo, Herodes busca a Jesús para matarlo. Por tanto vemos dos caminos destinos, uno va hacia la muerte y el otro hacia la vida.
El camino de Herodes es un camino destructivo, porque sus intereses están centrados en sí mismo, su propia realización está sólo en conseguir su propio beneficio y auto complacerse a sí mismo. Y cuando el hombre hace todo sólo para mantener su poder, y por consiguiente satisfacerse a sí mismo entonces cae en una senda de muerte, pues buscará eliminar a todo aquello que se oponga en su camino de felicidad. De esta manera lo le importará lo que el otro sienta, lo que el otro piense, sino que sólo buscará tener la razón y alcanzar su objetivo sin importar a quien deba quitar de en medio, y eliminar a aquellas cosas o pensamientos que no sea favorables a él. Es la vía del egoísmo, que desencadena la muerte.
A veces nosotros buscamos tener la razón en todo, y entonces optamos por la muerte, pues ignoramos al otro, lo contradecimos o lo hacemos quedar mal, para demostrar que la razón sólo la tengo yo. En el fondo es un camino de muerte, pues quito su opinión de en medio, y hasta lo ignoro, lo hago sentir mal o hacerlo quedar en ridículo para alcanzar mi objetivo.
O también cuando queremos alcanzar un puesto, y muchas veces no lo ganamos con nuestro esfuerzo sino que buscamos como hacer tropezar a los demás y así quedar nosotros delante, o le inventamos algún chisme para poder salir victoriosos.
El camino de Herodes es el camino de el poder, del querer alcanzar todo y por ello esto lo llevará a entrar en el camino de la muerte. Una muerte que se verá incluso versículos más adelante cuando mande asesinar a los niños inocentes. Mostrando que esa sangre es la de la injusticia, la de la opresión, la del sistema de poder dominante, que sólo busca asirse del poder, y que refleja su ambición y su egoísmo.
En cambio los Magos, buscan a Jesús para adorarle, ellos han visto algo nuevo, algo que no conocían. Y saben que es algo importante, algo que dará un nuevo rumbo a su vida, por esa razón salen a buscarlo, no se detienen, al contrario, salen en su búsqueda. Esa estrella que ah aparecido es sumamente especial, y saben que después de eso su vida tomara un rumbo distinto, y no pueden quedarse así, deben salir a buscarlo.
Podemos ver entonces en la figura de estos hombre de oriente aquellos que buscan la vida, que buscan no sólo su propio poder, sino darle un giro a su historia, no el acomodarse en donde están como Herodes, sino salir y buscar algo que los renovará. Se dan la oportunidad de ir más allá de sus límites, y buscar lo que es la vida. Esa vida la encontrarán con Jesús y efectivamente los renovará pues al final del texto nos dice el evangelista: «Recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino.» Ellos regresan por otro camino. Por un lado, porque no es posible regresar hacia la muerte, representada por Herodes- si ellos han encontrado la vida. Pero también regresan por otro camino, porque su vida es distinta, ya no es la misma, encontrase con Jesús, efectivamente los renueva y ahora su vida es distinta deben tomar potro camino, deben tener otra manera de vivir y de ver la historia.
Los magos son aquellos que se dan la oportunidad de cambiar para obtener vida. Son aquellos que son capaces de perdonar porque saben que así se le da una oportunidad a la otra persona, se le da la oportunidad de vivir, de ser mejor. Saben que es difícil, saben que es riesgoso, pero optan por la vida, por el perdón.
Los magos son aquellos que optan por ser justos con los demás, aún cuando el mundo busca acaparar, busca tener más. Ellos son capaces de darse y de entregarse generosamente hacia los demás. De darle aquellos que se merecen, buscando el bien de las personas, buscando dar vida.
Los magos son los que son capaces de escuchar otras ideas, y lejos de oprimir, de callar a los demás, saben discernir, dejando de lado el insulto, la prepotencia o el chantaje y buscan escuchar, razonar, dialogar e incluso adaptarse a las cosas nuevas.
Por lo tanto los magos son aquellos que buscan la vida, buscan encontrarle sentido a su vida saliendo de sí mismos y encontrarse con el otro, pues cuando uno es capaz de encontrase con los demás, se encuentra con Jesús y así se es capaz de dar vida. Y eso ello que la Iglesia celebra hoy, celebra el encuentro con aquel que es la vida en plenitud, aquel que da sentido a la historia y que se abre a toda la humanidad esta oferta.
Si bien a lo largo de la historia se ha propuesto esta espiritualidad de los dos caminos, hoy se vuelve a presentar con este relato, mostrándonos que el camino de la vida, me hace encontrar un nuevo camino, una nueva historia, una nueva luz para salir adelante y tomar un rumbo nuevo, como los magos. Finalmente hay dos caminos diría el libro del Deuteronomio, pero curiosamente el camino de la vida, de la bendición me llevará a otro rumbo, a un nuevo camino que se ha inaugurado con al manifestación de Jesús.

1/1/12

«Nacido de mujer...»

Meditación con motivo de la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios

Texto:
Números 6,22-27
Gálatas 4,4-7
San Lucas 2,16-21

El Día de hoy celebramos a María como Madre de Dios. Sin embargo es importante entender este título, y para ello centremos nuestra meditación en la segunda lectura donde encontramos una frase sumamente importante que parece mostrarnos el sentido de esta frase: «Nacido de mujer, nacido bajo la ley para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que alcanzáramos la filiación
Si reflexionamos bien esta frase de san Pablo podemos ver que en el centro de la frase está el papel de la mujer y que la meta a alcanzar de este nacimiento es que todos alcancemos la filiación, es decir, que todos seamos Hijos de Dios. Pero al hablar de mujer debemos verlo desde tres aspectos.
El primero de ellos nos pone en relación con el texto, diciendo que si nace de mujer indica que Jesús nace inmerso en una cultura, que es plenamente hombre, pues nace de mujer. Si nace según la Ley para liberarnos de ella desde adentro, y así superar esa Ley; implica que al nacer de mujer trascenderá la maternidad física, invitándonos a ser hijos de Dios.
En segundo lugar nos invita a descubrir que al decir que es Nacido de mujer pertenece al camino de la nueva filiación divina que Jesús ha venido a ofrecernos. Por lo tanto, es claro que la mujer que le engendra no es salvadora por sí misma; su gestación y alumbramiento no pueden entenderse como la que produce la salvación, sino como la que sirve de camal de salvación, el gesto de su madre, como su gestación y maternidad pertenece al camino salvador. Por tanto decir que nace de mujer quiere decir que esta mujer es vital para el inicio de la salvación que él trae. Por ello ser madre de Dios, quiere decir que ella misma es parte de la salvación que Cristo trae.
En tercer lugar nos remite también al contexto judío, en donde la mujer se puede entender desde el plano de ley, e identificando su papel desde la cultura judaica en donde la mujer no tiene un papel importante, y por tanto hay un cierto sometimiento. Y si san Pablo nos remarca este acontecimiento del nacimiento de una mujer ciertamente muestra que la mujer tiene un papel importante, no sólo desde lo natural o del contexto de la ley, sino que realmente tiene un papel preponderante. A pasar de que en el ambiente la mujer no tiene todos los derechos, por tanto si Jesús nace de mujer quiere decir que quiere realzar todos sus derechos, que quiere dignificarla, puyes es por su medio como inicia el proyecto de salvación. Nacer de mujer implica que la mujer tiene su papel, y por tanto san Pablo lo aclara para mostrar la grandeza de la mujer en este proyecto, pues con el nacimiento de Jesús todos estamos llamados a la salvación, todos estamos llamados a la renovación, a tener una dignidad, a ser hijos de Dios. Nadie puede quedar excluido.
Navidad se convierte entonces en fiesta de acogida donde nadie queda, y sobre todo nadie deja de ser importante. Navidad es el final de la marginación, nadie está fuera y todos tenemos un papel importante. EL mismo evangelio lo muestra con la visita de los pastores, ellos llegan a ver al niño, son ellos los que reciben el mensaje primeramente, y es una cosa muy especial, pues los pastores en aquel tiempo son signo de la marginación, y son ellos los marginados por la sociedad los que llegan en primer lugar para adorar al niño. De modo que nadie queda fuera, todos tiene una dignidad con Jesús. Del mismo modo, Celebrar a María como Madre es celebrar que la mujer tiene sus derechos y que tiene un pale importante en el acontecimiento del natalicio de Jesús.
Por ello la navidad debe entenderse desde la dinámica de la apertura y la aceptación a los demás y acabar con todo tipo de discriminación. Cuántas veces hay marginación, no sólo en las grandes esferas sociales, sino desde los más pequeños estratos, desee las familias. Cuántas veces a los ancianos se les deja solos, sin decir ninguna palabra, los marginamos, o bien cuando alguien de la familia tiene problemas y lo criticamos y lo dejamos solo, porque no tiene nada que apartarnos.
No es posible celebrar navidad si el hombre no es capaz de dejar a tras sus perjuicios y seguir marginando. EL hombre debe vivir desde la dinámica de la salvación que la Navidad trae.
Celebrar a los ocho días del nacimiento de Jesús la fiesta de María Madre de Dios, implica celebrar que María ah aceptado el plan de Dios, y así se ha convertido en canal de salvación, permitiendo que el Hijo de Dios tomara cuerpo, como dice el magisterio de la Iglesia: «Unido desde el seno materno, se dice que se sometió a nacimiento carnal, como quien hace suyo el nacimiento de la propia carne.» Por ello es Madre de Dios. Y con ello celebramos el papel de María, y vemos que ella ha participado de gran manera en el plan de Dios. De la misma manera, ahora, así como se reconoce el papel de esta mujer, también hoy se nos invita a poner los ojos en todas las mujeres y descubrir el gran papel que tienen la historia, sin marginarlas, y con ellas, poner la mirada en nuestro alrededor y no discriminar a nadie. Sólo así se puede descubrir el gran valor de la navidad.