Meditación con motivo de la Vigilia Pascual
Ciclo /B/
Texto:
San Marcos 16,1-7
Hoy la Iglesia se alegra con el misterio Pascual de Jesús, se alegra porque con la resurrección ha vencido a la muerte, ha vencido aquello que limitaba al hombre, que le impedía ser feliz, aquello que le hacía mirar solamente su finitud y su precariedad en la historia. Ahora con la vigilia pascual puede empezar una nueva vida, pude empezar una nueva historia en donde la muerte es vencida y el pecado no tiene la última palabra y por esa razón hoy nos alegramos.
Sin embargo, acercarse a la resurrección no es una cosa sencilla, es un misterio que nos desborda, y el mismo evangelio que hoy se ha leído, nos acerca a ese misterio, y coloca las bases para conocer ese misterio.
En primer lugar descubrimos que la resurrección no es fácil de entender, puesto que el hombre vive atrapado en sintonía de muerte, se le hace complicado querer vencer el mal, el pecado, se le hace una tarea imposible que exista una salida diferente al acontecimiento de la muerte. Esta idea se ve claramente en el comportamiento de las mujeres: «¿Quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro?» Ellas van preguntándose y comentando la dificultad que esperan encontrar, puesto que encontarán que la losa o la piedra que cierra la sepultura es muy pesada. En el fondo la comunidad cree que la muerte es insuperable, nadie la puede vencer, nadie puede quitar la piedra, que es un símbolo de la muerte; a ellas sólo queda hacer las unciones y se acaba todo, nadie quitará la piedra de la muerte. Se pude apreciar un sentimiento de impotencia, no saben qué hacer.
Este es precisamente el sentimiento que a veces se tiene delante de la vida, cuantas veces vemos la situación de muerte que nos rebaza, y no sabemos cómo hacerle frente. Cuantas veces podemos descubrir la piedra de la envidia que no sabemos cómo vencerla, por la piedra del rencor, tantos años y seguimos teniendo un resentimiento por alguna persona, es una piedra enorme incapaz de ser movida, incapaz de transformarla. Si efectivamente, la piedra es el gran problema de la humanidad, es una piedra que clausura todo, que impide salir de esto, que no da posibilidades para salir adelante. La piedra de la muerte, de aquello que me destruye.
Sin embargo, no renuncian a su propósito, tienen que rendir homenaje y salen al encuentro, no saben como salir de esta situación pero salen al encuentro. Van en camino. Ese es el primer paso para iniciar la transformación, el primer paso para que llegue la resurrección. Salir, no quedarse encerrado. Muchas personas aprisionadas en su muerte, no quieren salir, no quieren salir de su situación, prefieren rendirse. Piensan que a sus años no son capaces de vencer el odio, piensan que ese rencor, o esa envidia, son tan fuertes que no se puede salir. Finalmente prefieren vivir así, amargándose, muriendo en su interior, acostumbrándose a ese estilo de vida, a ser humildes, y ponerse en marcha y darse la oportunidad de un cambio.
Y descubrimos que estas mujeres al llegar descubren algo nuevo: «Al levantar la vista observaron que la piedra estaba corrida, y era muy grande.» Al llegar se amplían su horizonte y se dan cuenta de que su problema no tenía fundamento. La piedra está recorrida. No se dice quién lo ha hecho, pero ciertamente todo ha cambiado, ahora está abierto, ellas pensaban que existía una dificultad, pero efectivamente, está abierto, todo es posible. Lo importante es que a pesar de la dificultad ellas se pusieran en camino.
Este es el camino para encontrar la resurrección, ponerse en camino a pasar de la dificultad, ponerse en camino a pesar de lo difícil, de lo enorme que parezca la piedra. Ciertamente se ve enorme la tarea que se debe realizar, pero es posible llevarla a cabo, lo importante es ponerse en marcha, es ponerse en camino.
Si pensamos que nuestra envidia, rencor, mentira, odio, es tan grande para no ser vencido y por consiguiente, no podemos acceder al vida, a la resurrección que comienza en el hoy, en el ahora. Lo importante es ponerse en camino, es no darse por vencido antes de ponerse en marcha, es no rendirse, sino saber que podemos salir adelante, que si queremos podemos mover esa roca enorme. Es posible si queremos, si nos ponemos en camino, en algún momento alzamos la vista y descubriremos que Dios está con nosotros, y que la vida es posible, que puede ser vencida desde ahora.
Podemos ver otro elemento: «Entraron en el sepulcro y vieron a un joven sentado a la derecha, envuelto en una vestidura blanca, y se quedaron desconcertadas.» Empieza el mensaje de la vida, si es posible que se mueva la piedra es porque Dios está con ellos. Se ve al joven de blanco, signo de la presencia de Dios, porque en la Biblia el color blanco representa a Dios, por tanto dentro de la tumba, donde debía reinar la muerte encontramos simplemente un mensajero de Dios, un mensaje de vida, en el sepulcro ya no hay muerte, ya no hay destrucción. Ahora está Dios, Dios ha entrado.
La resurrección por lo tanto es posible, porque Dios hay penetrado la raíz de la muerte, ha entrado ahí, para dar un mensaje de vida. Esa es la razón por la que la piedra se mueve, porque Dios ha entrado, y hace posible que la muerte no tenga la última palabra. Quiere decir que la muerte no es la más fuerte, hoy es posible vencerlo todo, no podemos dejarnos vencedor, porque Dios entra, para hacernos ver que la muerte no es todo en la vida, Dios está dentro y transforma la muerte en vida, y por eso le da el anuncio de ir a Galilea, porque deben salir de ahí, no deben quedarse en el lugar de la muerte, sino que deben salir y buscar la vida.
Cuando el hombre propone salir en búsqueda de la vida la encuentra, no dejándose atrapar por la muerte, sino salir y descubrir que hay algo más que la muerte, que está la vida y una vida totalmente nueva. Salir de la tristeza y del pesimismo, pues Dios entra y quiere que no nos quedemos en esa idea, Cristo vive y con él todos estamos llamados a esto. Más aún hoy podemos resucitar nosotros, podemos vencer nuestras estructuras de muerte, podemos vencer nuestro odio y nuestras envidias, con la fuerza de Dios. Y entonces es salir y anunciar que Cristo vive, que Cristo está con nosotros, que Cristo vive en nosotros, que somos auténticos mensajeros de la vida, mensajeros y testigos de la pascua de la resurrección.
Ciclo /B/
Texto:
San Marcos 16,1-7
Hoy la Iglesia se alegra con el misterio Pascual de Jesús, se alegra porque con la resurrección ha vencido a la muerte, ha vencido aquello que limitaba al hombre, que le impedía ser feliz, aquello que le hacía mirar solamente su finitud y su precariedad en la historia. Ahora con la vigilia pascual puede empezar una nueva vida, pude empezar una nueva historia en donde la muerte es vencida y el pecado no tiene la última palabra y por esa razón hoy nos alegramos.
Sin embargo, acercarse a la resurrección no es una cosa sencilla, es un misterio que nos desborda, y el mismo evangelio que hoy se ha leído, nos acerca a ese misterio, y coloca las bases para conocer ese misterio.
En primer lugar descubrimos que la resurrección no es fácil de entender, puesto que el hombre vive atrapado en sintonía de muerte, se le hace complicado querer vencer el mal, el pecado, se le hace una tarea imposible que exista una salida diferente al acontecimiento de la muerte. Esta idea se ve claramente en el comportamiento de las mujeres: «¿Quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro?» Ellas van preguntándose y comentando la dificultad que esperan encontrar, puesto que encontarán que la losa o la piedra que cierra la sepultura es muy pesada. En el fondo la comunidad cree que la muerte es insuperable, nadie la puede vencer, nadie puede quitar la piedra, que es un símbolo de la muerte; a ellas sólo queda hacer las unciones y se acaba todo, nadie quitará la piedra de la muerte. Se pude apreciar un sentimiento de impotencia, no saben qué hacer.
Este es precisamente el sentimiento que a veces se tiene delante de la vida, cuantas veces vemos la situación de muerte que nos rebaza, y no sabemos cómo hacerle frente. Cuantas veces podemos descubrir la piedra de la envidia que no sabemos cómo vencerla, por la piedra del rencor, tantos años y seguimos teniendo un resentimiento por alguna persona, es una piedra enorme incapaz de ser movida, incapaz de transformarla. Si efectivamente, la piedra es el gran problema de la humanidad, es una piedra que clausura todo, que impide salir de esto, que no da posibilidades para salir adelante. La piedra de la muerte, de aquello que me destruye.
Sin embargo, no renuncian a su propósito, tienen que rendir homenaje y salen al encuentro, no saben como salir de esta situación pero salen al encuentro. Van en camino. Ese es el primer paso para iniciar la transformación, el primer paso para que llegue la resurrección. Salir, no quedarse encerrado. Muchas personas aprisionadas en su muerte, no quieren salir, no quieren salir de su situación, prefieren rendirse. Piensan que a sus años no son capaces de vencer el odio, piensan que ese rencor, o esa envidia, son tan fuertes que no se puede salir. Finalmente prefieren vivir así, amargándose, muriendo en su interior, acostumbrándose a ese estilo de vida, a ser humildes, y ponerse en marcha y darse la oportunidad de un cambio.
Y descubrimos que estas mujeres al llegar descubren algo nuevo: «Al levantar la vista observaron que la piedra estaba corrida, y era muy grande.» Al llegar se amplían su horizonte y se dan cuenta de que su problema no tenía fundamento. La piedra está recorrida. No se dice quién lo ha hecho, pero ciertamente todo ha cambiado, ahora está abierto, ellas pensaban que existía una dificultad, pero efectivamente, está abierto, todo es posible. Lo importante es que a pesar de la dificultad ellas se pusieran en camino.
Este es el camino para encontrar la resurrección, ponerse en camino a pasar de la dificultad, ponerse en camino a pesar de lo difícil, de lo enorme que parezca la piedra. Ciertamente se ve enorme la tarea que se debe realizar, pero es posible llevarla a cabo, lo importante es ponerse en marcha, es ponerse en camino.
Si pensamos que nuestra envidia, rencor, mentira, odio, es tan grande para no ser vencido y por consiguiente, no podemos acceder al vida, a la resurrección que comienza en el hoy, en el ahora. Lo importante es ponerse en camino, es no darse por vencido antes de ponerse en marcha, es no rendirse, sino saber que podemos salir adelante, que si queremos podemos mover esa roca enorme. Es posible si queremos, si nos ponemos en camino, en algún momento alzamos la vista y descubriremos que Dios está con nosotros, y que la vida es posible, que puede ser vencida desde ahora.
Podemos ver otro elemento: «Entraron en el sepulcro y vieron a un joven sentado a la derecha, envuelto en una vestidura blanca, y se quedaron desconcertadas.» Empieza el mensaje de la vida, si es posible que se mueva la piedra es porque Dios está con ellos. Se ve al joven de blanco, signo de la presencia de Dios, porque en la Biblia el color blanco representa a Dios, por tanto dentro de la tumba, donde debía reinar la muerte encontramos simplemente un mensajero de Dios, un mensaje de vida, en el sepulcro ya no hay muerte, ya no hay destrucción. Ahora está Dios, Dios ha entrado.
La resurrección por lo tanto es posible, porque Dios hay penetrado la raíz de la muerte, ha entrado ahí, para dar un mensaje de vida. Esa es la razón por la que la piedra se mueve, porque Dios ha entrado, y hace posible que la muerte no tenga la última palabra. Quiere decir que la muerte no es la más fuerte, hoy es posible vencerlo todo, no podemos dejarnos vencedor, porque Dios entra, para hacernos ver que la muerte no es todo en la vida, Dios está dentro y transforma la muerte en vida, y por eso le da el anuncio de ir a Galilea, porque deben salir de ahí, no deben quedarse en el lugar de la muerte, sino que deben salir y buscar la vida.
Cuando el hombre propone salir en búsqueda de la vida la encuentra, no dejándose atrapar por la muerte, sino salir y descubrir que hay algo más que la muerte, que está la vida y una vida totalmente nueva. Salir de la tristeza y del pesimismo, pues Dios entra y quiere que no nos quedemos en esa idea, Cristo vive y con él todos estamos llamados a esto. Más aún hoy podemos resucitar nosotros, podemos vencer nuestras estructuras de muerte, podemos vencer nuestro odio y nuestras envidias, con la fuerza de Dios. Y entonces es salir y anunciar que Cristo vive, que Cristo está con nosotros, que Cristo vive en nosotros, que somos auténticos mensajeros de la vida, mensajeros y testigos de la pascua de la resurrección.
¡QUÉ PIEDRA! ¡HERMOSA LA DE "TÚ ERES PEDRO"!
ResponderEliminar¡ESTA PIEDRA, LA VAMOS A VENCER! ¡TODO, CON EL FAVOR DE NUESTRO SEÑOR Y NUESTRA VOLUNTAD PARA ELLO!
¡LA VAMOS A VENCER!
¡LA VAMOS A VENCER!
¡LA VAMOS A VENCER!