28/6/09

Acólitos...

Meditación con motivo de una toma de sotanas

Hoy en mi parroquia el grupo de acólitos recibió su sotana para servir en el altar y justo hoy a unas horas de celebrar la fiesta de san Pedro y san Pablo, pues ellos son el grupo de acólitos san Pedro y san Pablo, de la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe y por ello quisiera ofrecer una pequeña reflexión al respecto.

Ser acólito implica un compromiso con Dios y con la Iglesia, no se es acólito para irla pasando o para escaparse de su casa y no hacer las tareas cotidianas. Ser un servidor del altar es sobre todo hacer un espacio en la vida, para que desde la niñez reconozcamos el valor de Dios en nosotros.
Si hoy se les impone su sotana es porque quieren revestirse de Cristo a lo largo de toda su vida. La sotana no es sólo el uniforme para subir al altar, es un signo de que queremos estar cubiertos por Cristo, queremos que Él nos ayude a seguir adelante, que el sea nuestro modelo a seguir. Cada vez que un pequeño acólito se pone su sotana esta mostrando al mundo que ha dejado un espacio a Dios en su vida, que Dios es importante para él. Ponerse su sotana es permitir que Cristo sea su vestidura, que su comportamiento sea como el de Nuestro Señor.
En segundo lugar servir al altar es algo muy importante porque estamos ayudando a que la celebración de la misa se lleve de la mejor manera. Por tanto nuestro comportamiento en el altar debe ser el mejor posible para demostrar a los demás el valor que tiene la misma celebración en nuestra vida. Cuando algo es importante para nosotros siempre tratamos de que todo vaya quedando bien. De ahí que el servicio del altar debe ser lo mejor.
Finalmente nuestra vida debe de ser distinta, pensar diferente, porque al servir al altar, participamos contantemente en la Eucaristía y dejamos que Cristo vaya entrando en nuestra vida. Portándonos lo mejor posible. Debemos esforzarnos, por tanto que Cristo sea nuestro modelo de conducta en todo lugar.
Finalmente, hoy recibirán una cruz, la cual no es de adorno es para recordarnos que Cristo ha dado su vida por nosotros y que por esa razón debemos siempre imitarlo y acercarnos a él, renunciado al materialismo y permitiendo que sea Jesús y no la moda o los productos quienes vayan guiando nuestra vida.

Felicidades…

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