14/2/10

«Maldito el hombre que confía en el hombre...»

Meditación con motivo del VI Domingo de tiempo ordinario
Ciclo /C/

Textos:
Jeremías 17,5-8
Corintios 15,12.16-20
San Lucas 6,17.20-26
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El día de hoy hemos escuchado en la primera lectura una frase profundamente fuerte: «Maldito el hombre que confía en el hombre.» Pero a que se refiere con esta expresión. Sr maldito, no implica la misma carga peyorativa que tiene en nuestra cultura. Ser maldito en el ámbito bíblico es sobre todo alguien que no está bendecido por Dios, por tanto no es portador de la palabra de Dios, y con ello es un hombre incompleto. Ser maldito se convierte entonces en un hombre incompleto, que no tiene la altura necesaria para la vida, es el hombre truncado en su historia.
Esta frase tiene por tanto gran actualidad, puesto que hoy en día el hombre vive truncado en su realidad porque su confía sólo en lo humano. Cuántas veces el hombre confía en sus solas fuerzas, en sus juicios, sus capacidades, en su opinión. Viviendo de manera que sólo se encierra en sí mismo. Cayendo desgraciadamente en un egocentrismo donde lo único que cuenta es él mismo.
Y esto es realmente incompleto, pues no es posible que un hombre sea capaz de opinar en todo y creer que sólo él tiene la razón, que sólo él es el criterio de la realidad. Cuantas catástrofes mundiales se han dado porque un hombre piensa eso, cuántas guerras se han ocasionado simplemente porque creen tener la razón, viendo sólo sus intereses.
Si lo vemos en nuestro ámbito personal, cuantas veces nuestro egoísmo, nuestra terquedad, nuestra envidia, nuestro resentimiento han provocado rupturas al interno de nuestra persona, hemos dañado a los demás, hemos alejado de nosotros a las personas que amamos, y simplemente porque queremos tener la razón, porque queremos que lo nuestro impere. O bien cuantas veces creemos que sólo una persona puede guiarnos, o una ideología, o una estructura, que finalmente nos deja incompletos, porque le falta algo, le falta un sentido, le falta una verdadera finalidad.
Por ejemplo, cuando creemos que un líder político es la solución de todo, podemos caer sorpresivamente en la cuenta que no es así puede desilusionarnos e incluso puede causarnos algunos problemas. O bien, cuando creemos que un medio es lo que resuelve nuestra vida y caemos en cuenta que no es así, podemos frústranos.
Muchas veces sólo confiamos en la moda, en lo que pienso, o lo que diga cierta idea, o cierta persona, siendo que las cosas no funcionan así. Cuántas veces dejamos de escuchar a dios porque esas son cosas para unos cuántos, para los ilusos, para los que no tienen nada que hacer, y creemos que con lo que yo vaya haciendo está bien, porque así lo digo, o bien, porque así lo dice el mundo. Y esta carencia espiritual va haciendo del hombre alguien incompleto en donde poco a poco se encuentra solo, sin orientación.
El texto prosigue marcando la importancia de escuchar a Dios: «Él es como un árbol plantado al borde de las aguas, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme cuando llega el calor y su follaje se mantiene frondoso…» El que escucha a Dios comienza a tener vida, puesto que los parámetros de la vida son distintos, comienza a ver todo desde una perspectiva distinta, comienza a ver todo desde la experiencia de Dios, desde criterios diferentes valorando las cosas con otros puntos de vista que al inicio no conocía. Confiar en Dios le hace valorar la paciencia, conocer las virtudes, sobre todo la vida desde la fe, que le lleva a comprender cosas que antes no sabía, que no entendía, y vivir de manera distinta, pues ahora hay nuevos parámetros, que no son los suyos, no son meramente humanos, no son los del mundo.
Vivir desde Dios, es tener una nueva vida. El texto lo expresa de una manera plástica presentándolo como un árbol plantado en las aguas, marcando la idea de la vida, marcándolo como la capacidad de dar la vida, de darle sentido a todo desde Dios. Y de manera bella dice que en medio del calor sigue frondoso, es decir, en medio de la adversidad no se abate porque se sabe capaz de tener una nueva historia, un nuevo brío, una visión distinta que le levanta y le impulsa a seguir adelante, lleno de vigor y esperanza. Esto es lo que da Dios.
Ante esto podría surgir la duda: Qué camino seguir para confiar en Dios. Parece ser que el texto evangélico nos propone ese camino para confiar en él y estar inmersos en esta visión de vida, marcando que es necesario ser pobre, tener hambre, llorar y ser perseguido.
Primeramente ser pobre remite al hombre que está totalmente abierto a la confianza en Dios. Al ponerse bajo la mirada de Dios pues descubren en Dios que es el total liberador de todas las cosas, no pone la felicidad en lo humano, sino en Dios, porque su fuerza le viene de Él. Ser pobre es confiar en él, esperar todo de Dios.
En segundo lugar tener hambre, que son aquellos que se ven dolorosamente privados de cuanto, externa e internamente, es necesario para la vida (alimento físico, amistad, valores, etc.), y reconociendo que no pueden ayudarse por sí mismos recurren a la fuerza de Dios. Serán saciados en cuanto que no se bastan de lo meramente humano, de lo meramente pasajero, sino de Dios que sacia y da lo necesario para vivir, que da el ánimo, la entereza, la esperanza y todo lo que se requiere para el caminar en medio de la historia.
En tercer lugar se habla de los que lloran, y al decir llorar no se refiere al simple llanto, dentro de la Biblia va relacionado al tema de la consolación. Los que lloran son aquellos que esperan la consolación de Dios, aquellos que esperan su cercanía para instaurar un mundo nuevo. Pero no se limita a una actitud pasiva, sino que trata de hacer presente el consuelo de Dios en medio del mundo, con la vivencia de su Palabra, haciéndolo presente con la experiencia del amor. Ellos son destinatarios de esta felicidad porque hacen presente el actuar de Dios, trayendo esperanza y luz a un mundo inmerso en la tiniebla. Ellos finalmente viven a la expectativa de lo que Dios quiera decirles, no confían en sí mismos, sino en la fuerza que Dios les da para dar las pautas del consuelo divino.
Finalmente los perseguidos, aquellos que son señalados, son calumniados por hacer el bien. Cuantas veces nos vendemos a otros proyectos, nos vendemos a lo que dice el mundo, para que no nos señalen por vivir el proyecto del amor, el proyecto del Reino. Esos son dichosos porque saben que todo lo que hacen está bien, no tienen miedo, no se retractan saben que Dios está con ellos, saben que el bien es posible, saben que el Bien se va realizando. Confían en Dios y su proyecto, se saben testigos de esto, y son portadores de una felicidad única que el mundo nunca les dará.
A primera vista esto puede ser un proyecto incongruente, complejo, difícil, pero finalmente es el proyecto que da un nuevo tipo de felicidad, que reta al mundo, pero que curiosamente da sentido a la vida del hombre. El reto es este, o aceptamos este proyecto, y nos asimos a la mano de Dos, o simplemente nos conformaremos con los proyectos meramente humanos que al final no dan la felicidad duradera y nos dejan incompletos, la decisión es nuestra…

2 comentarios:

  1. GRACIAS PADRE.
    FELIZ DÍA (comercial) DE SAN VALENTÍN.
    AUNQUE EL AMOR DE DIOS NADA TIENE QUE VER, NI CON UN SOLO DÍA, NI CON LO COMERCIAL.
    FELIZ DÍA, ENTONCES, ES POR EL AMOR QUE NOS TIENE SIEMPRE AL RECORDARNOS AL ESCRIBIR ESTAS BELLAS HOMILÍAS Y AL BUSCAR LEERLAS NOSOTROS. ¡CON AMOR DE DIOS!
    FELICES DÍAS PADRE

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