10/5/09

«Salieron huyendo del sepulcro»

Meditación para la Vigilia Pascual


Texto:
Marcos 16,1-8


Hoy la Iglesia celebra la fiesta más importante dentro de su vida de fe, si nuestra fe existe es precisamente porque se alimenta con este acontecimiento. Como ya lo hemos marcado, la Semana Santa es un aliciente en al vida de fe para seguirá delante, permitiendo que la fe se avive dejando que Dios actúe en medo de nuestra realidad. Y hoy se nos invita precisamente a esta realidad alimentar nuestra fe con el acontecimiento de la resurrección permitiendo que todo cambie y se inicie una nueva historia en nuestro entorno.
El texto de San marcos que se ha proclamado como evangelio en esta noche nos presenta un acercamiento a este acontecimiento y al mismo tiempo presenta una invitación para adentrase más y más en ella.
En primer lugar se nos presenta la situación del sepulcro vacío: «Entraron en el sepulcro y vieron a un joven sentado a la derecha, envuelto en una vestidura blanca, y se quedaron desconcertadas.» De manera extraordinaria san Marcos nos describe el acontecimiento de la resurrección, por medio de diversas imágenes. Primeramente encontramos el sepulcro abierto. Si está abierto implica que la muerte no puede ser encerrada, y por tanto no tiene la última palabra. Para muchos la muerte es la que ha ganado, pero ahora se da un vuelco en la historia, la muerte no tiene ya la última palabra, sino la vida. Se ha dejado de lado la piedra que tapaba la tumba para dar inicio a una nueva vida.
En segundo lugar se ve a un joven, que es el signo de la vida que empieza, hay una vida nueva que inicia. La resurrección es ese momento de encuentro con la vida nueva en donde la muerte ya no tiene nada que decir. Celebrar la vigilia es eso, es celebrar una nueva vida, destruir nuestro pasado para resucitar a una vida totalmente nueva. Si nuestra fe se puede renovar es precisamente por eso, porque el hombre puede iniciar una vida distinta, totalmente transformada. Hoy celebramos entonces una nueva oportunidad para que la fe se transforme y sea totalmente nueva, con una vida totalmente renovada.
Este joven da el sentido de esta nueva realidad: «No os desconcertéis. ¿Buscáis a Jesús el Nazareno, el cruci­ficado? Ha resucitado, no está aquí. Mirad el lugar donde lo pusieron.» Esa es la verdad que se ha celebrado en el triduo Pascual, Cristo que muere por amor y que resucita, transformando toda la historia. Sin embargo, al escuchar esto san marcos nos dice que estas mujeres «Salieron huyendo del sepulcro, del temblor y el espanto que les entró, y no dijeron nada a nadie, del miedo que tenían.» Las mujeres huyen del sepulcro. Huyen del lugar donde se ha dado la victoria del Mesías. Según el relato, las mujeres no transmiten el encargo. No por ello son desobedientes. Con esto el evangelista parece orientar hacia un nuevo nivel el desarrollo humano de la revelación: Dios será quien tenga la última palabra. Para superar el miedo que les embarga hay que callarse y esperar la iluminación de Dios. Nos encontramos con un artificio literario que permite mostrar no sólo cómo las mujeres se encuentran ante el misterio insondable de Dios y de la muerte, sino también como el mismo lector está confrontado con el misterio.
Con esto se descubre que al vivencia de la pascua a veces nos rebasa y debemos buscarle un nuevo sentido, un nuevo caminar. Y el tiempo de la pascua que ahora se inicia nos permitirá adentrarnos en esta búsqueda en donde Dios nos dirá el sentido de nuestro caminar en la historia acompañado con el resucitado. Estamos ante cincuenta días en donde el creyente podrá adentrarse en ese misterio que nos rebasa, pero que puede lograr en nosotros una profunda renovación espiritual en nuestro ser.

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