Meditación con motivo del 31 de diciembre
Textos:
1 San Juan 2,18-21
San Juan 1,1-18
Hoy finalizamos un año más, y con eso damos inicio a un nuevo año, y con ello llegan las ilusiones, llegan los ánimos, llegan las expectativas, pues iniciar un año más, implica iniciar algo nuevo. Ciertamente es el mismo devenir de la historia, sin embargo, al iniciar un nuevo ciclo podemos entender que todo tiene una nueva expectativa.
Un año que termina y un que comienza implica cosas fundamentales. Por un lado, el año que termina se lleva consigo cantidad de cosas. Se lleva las alegrías que hemos vivido a lo largo de él, es momento para recordar que hemos vivido momentos de gozo, nuestros triunfos, nuestros festejos, nuestras alegrías, el valor de los amigos, de la familia, de todo lo buenos que hemos conseguido en este año. Es momento de ponernos en las manos de Dios y agradecer todas estas alegrías, que hemos vivido a lo largo de este año.
Es momento de de ver que termina un año más y eso implica que también que se van momentos tristes que hemos vivido, momentos de soledad, de incomprensión, de dudas, de incertidumbres, pues ha terminado, un año en el que os hemos topado con esos momentos tristes, hemos perdido a lo mejor a algún ser querido, a un amigo; o bien hemos experimentado la traición de un amigo, la llegada de una enfermedad, o incluso hemos vivido un momento de fracaso ante un proyecto que teníamos.
Se va un año, y también con ello se va un momento de tristeza, de dolor, de momentos tristes. Pues de alguna manera también se han atravesado esos momentos. Se va un año, y con ello se van también esos momentos desagradables.
Pero así con el año que se termina se van los buenos momentos y los malos, también el año nos deja algo muy importante, nos deja la experiencia. Pues tanto las cosas buenas nos dan la experiencia para alegrarnos y seguir adelante, sabiendo que hacemos bien las cosas, y de igual manera las cosas malas nos enseñan que a veces tenemos errores, que hay personas malas, que hay situaciones desagradables, y también nos da la experiencia para seguir adelante en la vida, que nos da la experiencia para continuar adelante.
Al mismo tiempo que el año que comienza nos llena de expectativas, pues es el inicio de algo nuevo. Es el momento para continuar proyectos, para llevarlos a mejor término, para poder transformar alguna situación, para evitar cometer los mismos errores del pasado, para aprender a ser mejores y transformar nuestra vida.
Si bien vamos a iniciar un año, es momento de reflexionar, todo lo que termina con este año, bueno y malo, y ver la experiencia que hemos adquirido, de lo contrario sería un año infecundo. Pues terminar un año es valorar la experiencia que hemos adquirido para afrontar las cosas nuevas que vienen por delante. Que este año que está por comenzar sea para nosotros un momento para iniciar cosas nuevas, partiendo de lo que hemos aprendido, para que así los frutos que vayamos logrando sean más fuertes, pues tienen como base nuestra vida, nuestro recorrido por el 2010.
Textos:
1 San Juan 2,18-21
San Juan 1,1-18
Hoy finalizamos un año más, y con eso damos inicio a un nuevo año, y con ello llegan las ilusiones, llegan los ánimos, llegan las expectativas, pues iniciar un año más, implica iniciar algo nuevo. Ciertamente es el mismo devenir de la historia, sin embargo, al iniciar un nuevo ciclo podemos entender que todo tiene una nueva expectativa.
Un año que termina y un que comienza implica cosas fundamentales. Por un lado, el año que termina se lleva consigo cantidad de cosas. Se lleva las alegrías que hemos vivido a lo largo de él, es momento para recordar que hemos vivido momentos de gozo, nuestros triunfos, nuestros festejos, nuestras alegrías, el valor de los amigos, de la familia, de todo lo buenos que hemos conseguido en este año. Es momento de ponernos en las manos de Dios y agradecer todas estas alegrías, que hemos vivido a lo largo de este año.
Es momento de de ver que termina un año más y eso implica que también que se van momentos tristes que hemos vivido, momentos de soledad, de incomprensión, de dudas, de incertidumbres, pues ha terminado, un año en el que os hemos topado con esos momentos tristes, hemos perdido a lo mejor a algún ser querido, a un amigo; o bien hemos experimentado la traición de un amigo, la llegada de una enfermedad, o incluso hemos vivido un momento de fracaso ante un proyecto que teníamos.
Se va un año, y también con ello se va un momento de tristeza, de dolor, de momentos tristes. Pues de alguna manera también se han atravesado esos momentos. Se va un año, y con ello se van también esos momentos desagradables.
Pero así con el año que se termina se van los buenos momentos y los malos, también el año nos deja algo muy importante, nos deja la experiencia. Pues tanto las cosas buenas nos dan la experiencia para alegrarnos y seguir adelante, sabiendo que hacemos bien las cosas, y de igual manera las cosas malas nos enseñan que a veces tenemos errores, que hay personas malas, que hay situaciones desagradables, y también nos da la experiencia para seguir adelante en la vida, que nos da la experiencia para continuar adelante.
Al mismo tiempo que el año que comienza nos llena de expectativas, pues es el inicio de algo nuevo. Es el momento para continuar proyectos, para llevarlos a mejor término, para poder transformar alguna situación, para evitar cometer los mismos errores del pasado, para aprender a ser mejores y transformar nuestra vida.
Si bien vamos a iniciar un año, es momento de reflexionar, todo lo que termina con este año, bueno y malo, y ver la experiencia que hemos adquirido, de lo contrario sería un año infecundo. Pues terminar un año es valorar la experiencia que hemos adquirido para afrontar las cosas nuevas que vienen por delante. Que este año que está por comenzar sea para nosotros un momento para iniciar cosas nuevas, partiendo de lo que hemos aprendido, para que así los frutos que vayamos logrando sean más fuertes, pues tienen como base nuestra vida, nuestro recorrido por el 2010.