Textos:
Génesis 49,2.8-10
San Mateo 1,1-17
Hoy comienza lo que en la liturgia se denomina “ferias privilegiadas”, es decir, días en los cuales no se pueden interrumpir por ninguna celebración, y por tanto se debe dirigir todo hacia la meditación del adviento, centrándose de manera especial en la preparación para conmemorar la primera venida de Jesús, es decir, la Navidad. Y precisamente para entender y prepáranos a esta festividad, la liturgia de estos días nos presenta, los llamados evangelios de la infancia, que han sido escritos para presentarnos anticipadamente, quién es Jesús, y cuál es la misión que tiene de frente.
Sin lugar a dudas, ya el evangelio de hoy nos presenta un elemento fundamental para entender quién es Jesús. El día de hoy se nos presenta esta larga lista de nombres, las denominadas genealogías. A primera vista esto puede parecer engorroso, pues vemos una cantidad considerable de nombres, que para nosotros no dice nada, sin embargo, apara los antiguos es muy importante estas genealogías que ya se encuentran en el libro del Génesis, de éxodo, crónicas, entre otros. Estas genealogías hablan de la historia de un pueblo, de la historia de alguna persona, pues están anclados a la historia, tienen una identidad a partir de ellos. Una genealogía muestra sus raíces históricas, pero de cara a Dios nos muestra su providencia, la providencia de un Dios que actúa en la historia, reflejando la realización del plan creador de Dios en una historia de salvación.
Centrémonos hoy en las últimas palabras del texto: «El total de las generaciones es, por lo tanto: desde Abraham hasta David, catorce generaciones; desde David hasta el destierro en Babilonia, catorce generaciones; desde el destierro en Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.» Aquí nos presenta un conteo de las generaciones. Este conteo es un artificio simbólico que nos presenta una enseñanza, pues hace coincidir el número catorce, en tres bloques. El número catorce es un múltiplo de siete, por lo tanto, si describe, tres generaciones de catorce, son seis generaciones de siete. Por otro lado, san mateo ha colocado tres bloques. El número tres es símbolo de la perfección, quiere decir que hay una etapa que ha culminado perfectamente, que en este caso es la historia de Israel, del Antiguo Testamento.
Ahora bien, si bien ha culminado esa historia, no ha terminado en plenitud, pues esa etapa está formada por seis generaciones. Jesús es quien inicia la séptima generación, y el siete es símbolo de la plenitud, por lo tanto, con Cristo inicia la plenitud de la historia, Si bien ha terminado una etapa perfecta en la historia, ahora debe llegar a plenitud con Cristo, quien da sentido a la historia, pues Abraham, David, los profetas, los exiliados, en el fondo esperaban la promesa de una plenitud, y esa plenitud se da en Cristo.
Celebrar la Navidad, no es sólo celebrar una fiesta más, sino celebrar que Cristo viene a darle sentido y plenitud a la historia. La pregunta sería: hasta qué punto hemos encontrado sentido a esta historia en Cristo, hasta dónde realmente mi vida tiene sentido desde Cristo. Porque al parecer sólo hablamos de creencias, de ritos, de devociones, pero no de una verdadera adhesión personal, a un estilo de vida que manifieste que en Cristo está el sentido de la vida, la respuesta a toda mi vida. Que esta Navidad sea realmente el inicio de una transformación de mi vida de fe, como una adhesión a un proyecto que transforma y da plenitud a mi vida. Un reto que exige esfuerzo, pero que da razón de ser a la vida.
Génesis 49,2.8-10
San Mateo 1,1-17
Hoy comienza lo que en la liturgia se denomina “ferias privilegiadas”, es decir, días en los cuales no se pueden interrumpir por ninguna celebración, y por tanto se debe dirigir todo hacia la meditación del adviento, centrándose de manera especial en la preparación para conmemorar la primera venida de Jesús, es decir, la Navidad. Y precisamente para entender y prepáranos a esta festividad, la liturgia de estos días nos presenta, los llamados evangelios de la infancia, que han sido escritos para presentarnos anticipadamente, quién es Jesús, y cuál es la misión que tiene de frente.
Sin lugar a dudas, ya el evangelio de hoy nos presenta un elemento fundamental para entender quién es Jesús. El día de hoy se nos presenta esta larga lista de nombres, las denominadas genealogías. A primera vista esto puede parecer engorroso, pues vemos una cantidad considerable de nombres, que para nosotros no dice nada, sin embargo, apara los antiguos es muy importante estas genealogías que ya se encuentran en el libro del Génesis, de éxodo, crónicas, entre otros. Estas genealogías hablan de la historia de un pueblo, de la historia de alguna persona, pues están anclados a la historia, tienen una identidad a partir de ellos. Una genealogía muestra sus raíces históricas, pero de cara a Dios nos muestra su providencia, la providencia de un Dios que actúa en la historia, reflejando la realización del plan creador de Dios en una historia de salvación.
Centrémonos hoy en las últimas palabras del texto: «El total de las generaciones es, por lo tanto: desde Abraham hasta David, catorce generaciones; desde David hasta el destierro en Babilonia, catorce generaciones; desde el destierro en Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.» Aquí nos presenta un conteo de las generaciones. Este conteo es un artificio simbólico que nos presenta una enseñanza, pues hace coincidir el número catorce, en tres bloques. El número catorce es un múltiplo de siete, por lo tanto, si describe, tres generaciones de catorce, son seis generaciones de siete. Por otro lado, san mateo ha colocado tres bloques. El número tres es símbolo de la perfección, quiere decir que hay una etapa que ha culminado perfectamente, que en este caso es la historia de Israel, del Antiguo Testamento.
Ahora bien, si bien ha culminado esa historia, no ha terminado en plenitud, pues esa etapa está formada por seis generaciones. Jesús es quien inicia la séptima generación, y el siete es símbolo de la plenitud, por lo tanto, con Cristo inicia la plenitud de la historia, Si bien ha terminado una etapa perfecta en la historia, ahora debe llegar a plenitud con Cristo, quien da sentido a la historia, pues Abraham, David, los profetas, los exiliados, en el fondo esperaban la promesa de una plenitud, y esa plenitud se da en Cristo.
Celebrar la Navidad, no es sólo celebrar una fiesta más, sino celebrar que Cristo viene a darle sentido y plenitud a la historia. La pregunta sería: hasta qué punto hemos encontrado sentido a esta historia en Cristo, hasta dónde realmente mi vida tiene sentido desde Cristo. Porque al parecer sólo hablamos de creencias, de ritos, de devociones, pero no de una verdadera adhesión personal, a un estilo de vida que manifieste que en Cristo está el sentido de la vida, la respuesta a toda mi vida. Que esta Navidad sea realmente el inicio de una transformación de mi vida de fe, como una adhesión a un proyecto que transforma y da plenitud a mi vida. Un reto que exige esfuerzo, pero que da razón de ser a la vida.
PADRE ¿CÓMO DARLE SENTIDO A CADA MINUTO EN ESTA NAVIDAD? NO ES CENANDO, NO ES REGALANDO, NO ES CON ADORNOS. ¡VAYA QUE ES UN RETO!
ResponderEliminarPADRE, POR FAVOR, RUEGUE POR NOSOTROS PARA QUE TENGAMOS LA LUZ PARA ADHERIRNOS, CON HECHOS, AL ÚNICO PROYECTO QUE TRANSFORMA Y DA PLENITUD A NUESTRA VIDA.
PADRE QUE ESTA NAVIDAD JESÚS LE DÉ MEJORES HIJOS Y QUE NUESTROS FRUTOS LE DEN ALEGRÍA COMO USTED NOS LA DA AL GUIARNOS HACIA EL SEÑOR.