7/4/10

Emaus: El camino de la desilusión

Meditación con motivo del Miércoles de Pascua

Textos:
Hechos 3,1-10
San Lucas 24,13-35

El día de hoy podemos contemplar a estos dos discípulos que van a Emaús. Regresar a Emaus, implica que regresan a la cotidianidad de sus labores, quiere decir que no esperan más de la vida, sino que se ilusionaron con Jesús pero que todo ha terminado. Ahora viven en la desilusión.
Esto nos invita a contemplar una realidad humana: La desilusión, la tristeza, la crisis, que se puede dar en un momento determinado de la vida. No estamos exentos de esta situación, sin embargo el problema no es que tengamos esto en nuestra historia, esto es algo que forma parte de la realidad. En algún momento pueden llegar las crisis, la incertidumbre, la tristeza, son cosas de la vida. Cuántas veces alguien nos puede defraudar, cuantas veces los amigos, los hijos, los padres, pudiesen hacer algo que no nos guste y nos desilusionen.
EL problema inicia cuando estas desilusiones se hacen más grandes y van encerrándolo todo en nuestra vida. Cuántas veces la tristeza o desilusión nos deja sin fuerzas, sin querer seguir adelante, sin querer esforzarnos para continuar, creyendo que ya nada es posible. La desilusión puede crecer y hacernos pensar que no vale la pena seguir, podemos decaer, ya no esforzarnos, no creer que hay otras cosas menores, no querer dar otra oportunidad, e irnos hundiendo lentamente.
Estos dos discípulos de Emaús sienten eso, ya no se han quedo en Jerusalén precisamente porque ya se acabo todo, no hay solución, Jesús murió y todo está dicho. Ahora es mejor regresar a lo cotidiano y llenos de frustración. Esto lo reflejan sus palabras: «Nosotros esperábamos…», marcando que había expectativas, pero ahora todo está muerto, todo está perdido. Jesús murió, ahora se han destrozado todas las ilusiones, y sueños que tenían. No esperan nada, ni siquiera porque las mujeres les dijeron que estaba vivo creían. Es tan grande su desilusión y su tristeza que no quieren creer nada, no aceptan ninguna palabra, creen que todo está perdido.
Sin embargo Jesús no los deja así, sino que a su encuentro y tarta de iluminar ese camino de la desesperanza, dando sentido a todo lo sucedido, dando sentido a todo lo que han vivido. Les da a entender que esa muerte no es el fin, sino el cumplimento de las promesas, el cumplimento de los planes de Dios, que no pueden encerrarse sólo en lo que ellos quieren.
La pascua debe ser esto, una experiencia para reconocer que no estamos exentos de momentos tristes, de momentos difíciles, de crisis; pero lo importante es reconocer que no son los mementos definitivos, que siempre hay una solución, una oportunidad, que hay una fuerza de vida que nos ayuda para salir adelante y no hundirnos por esas situaciones. Jesús viene para que esos momentos no sean más fuertes que cualquier esperanza. Celebrar la pascua es reconocer que por más difícil que parezca podemos salir adelante, con la fuerza de la resurrección, reconociendo a Jesús que viene a nuestro encuentro.

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