8/4/10

La resurrección no es fantasmal

Meditación con motiovo del Jueves de Pascua

Textos:
Hechos 3,11-26
San Lucas 24,35-48

El día de hoy la liturgia nos presenta este episodio donde Jesús se presenta en medio de sus discípulos. El problema es que ellos creen que es un fantasma. La palabra fantasma en griego no se refiere a espíritus malignos, o del más allá. Fantasma hace referencia sobre todo a algo que se genera en la mente, algo que no existe, una idea que brota. Podemos decir que Los discípulos no creen en Jesús, en su resurrección.
Muchas veces podríamos creer que la resurrección es un fantasma, que es algo ilusorio, una mera idea, pero no una realidad. Cuando vemos la violencia, la corrupción, la venganza, la envidia, el mal, podríamos pensar que todo esto es más fuerte que Dios, más fuerte que la resurrección. Las mismas noticias nos presentan siempre un caudal de información negativa, que sin lugar a duda nos llena de inseguridad y no nos hace tener una verdadera confianza. No creemos en la fuerza de la resurrección.
Pero Jesús, sale a su encuentro para anunciar que es posible la vida, que es posible la resurrección: «Miren mis manos y mis pies, soy yo mismo. Tóquenme y vean.» La manos son el símbolo del trabajo del hombre, en este caso es una invitación para descubrir el trabajo, el obrar de Dios en nuestra historia. Ver el don de la vida, nuestros sentimientos, nuestras relaciones, los logros que tenemos, las amistades, todo lo que vamos teniendo a lo largo de nuestra jornada, que no es malo. La problemática sucede entonces cuando no somos capaces de ver todo lo que Dios hace en nosotros.
Los pies son el símbolo del camino, del romper con las esclavitudes. Ver sus pies consiste en reconocer que hemos sido capaces de cambiar nuestro carácter, nuestros pensamientos, que hemos estado mejorando en la vida. Que vencemos nuestro pecado, liberándonos de tantas esclavitudes. Si hemos sido capaces de perdonar, capaces de amar, de dejar un vicio, de cambiar nuestra forma negativa de ser. Implica que la fuerza del resucitado está con nosotros.
El mal puede ser apantallante, y hacernos creer que la resurrección es un fantasma, que es una mera idea, un sueño, algo que no existe, sin embargo no es así. Si vemos las manos, el obrar de Dios en nuestra historia nos percataremos de que aquí está Dios, y que la fuerza de la resurrección es visible. Si vemos los pies, veremos que hemos vencido el mal, y que es por la fuerza de la resurrección. No dejemos que el mal sea tan impresionante que no nos percatemos de que Dios actúa en medio de nosotros, de que la resurrección vive con notros y hace que se transforme la historia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario