Ciclo ferial /I/
Año impar
Textos:
Romanos 8,12-17
San Lucas 13,10-17
Uno de los problemas más complejos que el hombre debe de enfrentar curiosamente no son los problemas externos, sino los problemas internos, los problemas que vamos generando en neutro interior y que van afectándonos lenta y gradualmente en nuestra psicología. Así, vamos alimentando y cargando tristezas, angustias, egoísmos, rencores, desilusiones, apatías, etc. Toda una gama de sentimientos que en el fondo no nos hace ningún bien sino que va disminuyendo nuestro estilo de vida, va disminuyendo nuestra forma de ser, nuestras relaciones con los demás y nuestro estado de ánimo al punto de creer que ya no podemos seguirá delante en nuestra historia, amargándonos incapacitándonos para seguir adelante.
El día de hoy en el texto del evangelio (Lc 13,10-17) nos presenta esta realidad presentando para eso a una mujer encorvada. Esta mujer es figura del pueblo de Israel, es figura de un pueblo esclavizado por la ley, esclavizado por el Sábado. Por esta razón el contexto es el sábado, porque en lugar de ser un espacio de libertad y de encuentro con Dios e ha convertido en u espacio de preceptos y legalismos absurdos que sólo esclavizan y no dan la verdadera felicidad y libertad que necesita el hombre mismo. Esto se ve reforzado por los mismos fariseos que al ver la curación piden inmediatamente que vengan otros días a ser curados, pero no el Sábado. Con esto se pone de manifiesto que para ellos el Sábado es una institución de legalismo, pero no un espacio de libertad y de amor, un espacio para la salud y la salvación del hombre. Por eso piden que no sean curados en ese día, marcando que ha dejado de ser espacio de salvación y ahora sólo es espacio de destrucción y esclavitud tal y como se muestra gráficamente con la figura de la mujer encorvada.
El mismo san Lucas enfatiza la idea de la esclavitud de esta mujer con otras ideas. En primer lugar nos dice que tenía dieciocho años enferma, y esto expresa un simbolismo profundo. El número 18 en la Biblia es el producto de 6 x 3, el seis dentro de la Escritura es símbolo de lo incompleto, de lo inacabado, y si está multiplicado por tres que implica una perfección quiere decir que esta mujer es imperfecta totalmente, totalmente inacabada. La Ley del Sábado lo único que ha provocado es que existan hombres totalmente incompletos, inacabados, sin la oportunidad de ser totalmente libres, totalmente realizados dueños de sí mismos. Ahora sólo cargan leyes, cargan preceptos, cargan destrucciones, cargan un absurdo que lejos de darles la libertad viven incompletos, inacabados, frustrando el proyecto creacional de Dios.
En segundo lugar dice que «no podía enderezarse de ninguna manera.» Es una manera grafica de decirnos que ya no tiene remedio esta mujer, está condenada a permanecer totalmente encorvada para siempre. Es una figura de la total frustración humana. Pero Jesús al verla así no lo soporta. «Jesús, al verla, la llamó y le dijo: "Mujer, estás curada de tu enfermedad".» Para Jesús no puede haber un hombre incompleto, no puede existir un hombre frustrado, inacabado. Por ello debe de transformar totalmente su vida, por eso la llama, es decir, la trae hacia sí mismo, hacia la plenitud del hombre y es curada. El hombre debe de ser libre a partir de ahora. Porque el hombre debe de dejarse tocar por Dios e iniciar un camino nuevo en la historia, y empezar a ser enderezado porque el hombre que es libre, es dueño de la historia y de la creación es el hombre recto, dueño de todo y lleno de vida. Ahora la mujer –y con ello todo el pueblo- debe aprender cuál es el sentido del Sábado, debe entender el sentido de la libertad y ahora puede ser enderezada, aquella que parecería que nunca lo lograría lo hace una vez que descubre que no puede vivir llena de legalismos, sino que está llamada a la libertad y a la vivencia de salvación y del amor.
Esto quiere decir que el hombre puede ser libre cuando se descubre llamado a la vida y al amor. Si hoy en día en la sociedad estamos rodeados de una serie de frustraciones, de tristezas, se debe a que eso es lo que vamos cargando por la vida. Sólo cargamos tristezas, egoísmos, rencores que lo único que hacen es dejarnos encorvados, esclavos de uno mismo, de esos sentimientos que no nos llevan a ningún lado, sólo a dejarnos insatisfechos, incompletos por la vida, ansiando algo más, un poco de felicidad, un poco de paz, sin alcanzarla, porque eso sentimientos que hemos generado y hemos cargado nos hacen totalmente infelices e inacabados.
Es el momento para permitir que Jesús nos libere, y que reconozcamos que la vida no puede estar hecho de rencores o desilusiones, es momento de quitar esos sentimientos y dejar que la fuerza liberadora de Jesús nos toque y nos transforme totalmente. Podemos ir haciendo una serie de esclavitudes creyendo que eso es la vida, y con ello encorvándonos, o bien ser libres y descubrir que ya no necesitamos más cosas, sino abrirnos al amor y a la sorpresa de lo que Dios hace en nuestras vidas diariamente. A lo mejor pensamos que es demasiado tarde, que así hemos ido creciendo y avanzando por la vida lleva de rencores, parece que todo está acabado, que así seremos para siempre, pero si nos fijamos bien ni los 18 años de esta mujer (totalmente inacabada), fueron lo suficientemente fuertes para que se abriera a esta novedad, lo único que debemos hacer es dejarnos llenar d esta fuerza liberadora iluminada con la Palabra de Dios y dejar de cargar aquello que nos sirve para nada.
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