El día de hoy celebramos a Santa Teresa del Niño de Jesús y ello es de gran importancia para la vida de la Iglesia pues es la doctora de la iglesia más joven que hay dentro de la historia de la Iglesia. Acemas es patrona de las misiones y justamente hoy al inicio del mes de las misiones considero fundamental meditar en su persona y enseñanza; y sobre todo en lo que marcaba al terminar la meditación del día de Hoy del Jueves XXVI Ordinario donde decía que todos tenemos la vocación al amor.
Comencemos diciendo que María Francisca Teresa Martin nace el jueves 2 de enero de 1873. Nace en el seno de una familia religiosa, tiene cuatro hermanas y a los cuatro años muere su madre la Beata Celia Guierin, lo que sin duda marcará su vida, será tímida y obsesiva. Ante este deceso, su hermana María Paulina se hace cargo, una mujer fuerte que impulsa a sus hermanas, dándoles valores, con una educación dura que los forja en la austeridad y pobreza para que tengan entereza en su vida. Todas sus hermanas entraron a la vida religiosa por y ella no era la excepción, sin embargo por su corta edad no se le permitía hacerlo, por esta razón su padre le ayudo para llevándola hasta Roma, en donde hablará con el mismo Papa León XIII para que le conceda entrar, el cual le dice ue espere la voluntad de Dios. Sin embargo, logra entrar, pese a las contrariedades que se le presentan el 9 de abril de 1888, en donde adoptará el nombre de Teresa del niño Jesús y de la santa Faz. Aquí es en donde comenzará un ascenso en su vida espiritual, se hará sensible al dolor del Señor y descubrirá que su caminar es de Dios, como ella misma lo marca «¡Que misericordioso es el camino por donde me ha llevado siempre Dios! Nunca me ha hecho desear nada que luego no me haya concedido» (Manuscrito A. En: Obras completas, 220).
Siete años después de su entrada al Carmelo comienza una nueva etapa dentro de la vida espiritual de Teresa, comienza a experimentar un amor que es difícil de explicar porque marca por un lado el misterio de Dios, un misterio que oprime ante el Dios implacable y por otro el sentirse amada, por un amor que le abrazaba y ella sabía que no podía seguir sino con la ayuda de Dios. Dentro del Carmelo su hermana mayor Sor Inés de Jesús, que era la superiora, le obligó a escribir su vida denominado hoy día Manuscrito A, y posteriormente escribo otro manuscrito pequeño a otra de sus hermanas, a Sor María del Sagrado Corazón, denominado Manuscrito B.
El viernes santo 3 de abril de 1896 Teresa cae enferma, teniendo su primera hemoptisis, las cuales irán en crecimiento y la llevarán a reflexionar sobre su muerte cercana tal y como lo refleja en sus escritos. Su estado de salud va en detrimento y para abril de 1897, se desploma, abatida por la fiebre y la debilidad corporal por lo que sus actividades son cada vez en menor grado hasta quedar completamente encamada y sor Inés de Jesús comienza a escribir sus últimas palabras en el denominado cuaderno amarillo. Y así otras hermanas hacen lo mismo. Durante este periodo desarrolla su doctrina sobre el llamado “caminito”, al escribir el manuscrito C y que es entregado a la superiora de ese momento la Madre María de Gonzaga (Estos tres manuscritos el A, el B y el C forman el llamado libro “historia de un alma”). Finalmente Teresa muere el 30 de septiembre de 1897 a las 7:20 p.m. ante la comunidad reunida y su muerte es un total ofrecimiento a Dios, una vida totalmente consagrada a él, tal y como lo demuestran sus últimas palabras: «…¡Lo amo…! ¡ !Dios mío…, te amo…!» (Últimas conversaciones. En: Obras completas, 947, 968).
Una vez hecha esta pequeña reflexión sobre su vida centrémonos en el tema que quisiera meditar hoy: La vocación al amor. Pido disculpas de antemano pues el tema requiere múltiples citas de la obra de Teresita que ha plasmado y por ello los cite teniendo como base el texto de: TERESA DE LISIEUX, Obras completas. Manuscritos, cartas, poesías, ultimas conversaciones, escritos diversos, Monte Carmelo, Burgos, 1992.
Iniciemos diciendo que el amor es uno de los temas más impactantes de santa Teresa, que van conformando el itinerario de su espiritualidad. Su ardiente necesidad por Dios, la lleva a experimentar una manera de amar con una verdadera pasión, descubriendo en esto su única vocación pues el amor es la realidad esencial de la que Teresa da testimonio y en la que es maestra.
El amor es una experiencia fundamental dentro de la vida del hombre que inicia un proceso espiritual, porque cuando Dios ama, uno se descubre cautivado por eso. El amor lo es todo, consiste en llenar el vacío, es la fuerza que invita al hombre a abrirse, a deshacerse uno de las naderías que uno tiene en el corazón. Este amor torrencial de Dios es un amor que no permite diques, cuando Dios quiere llegar destruye los obstáculos que existen y a partir de esto comienza la espiritualidad.
«La caridad me dio la clave de mi vocación» (Manuscrito B. En: Obras completas, 261) es una frase contundente, que no sólo designa una opción en la vida, sino la opción fundamental. Finalmente, en el fondo la experiencia espiritual de la comunidad cristiana brota de un acto de amor: «Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su único Hijo» (Jn 3,16) y es esta experiencia la que cimienta toda actividad eclesial, es ese es el gran mandato que Jesús dejo a la pequeña comunidad de discípulos: «amaos los unos a los otros, como yo les he amado» (Jn 13,34). En el fondo todo tipo de vocación brota como consecuencia del sentirse amado, como consecuencia de donación hacia los demás. Así santa Teresa no escoge una determinada vocación, sino que opta por la Vocación por antonomasia. Su vida de religiosa, de hermana, de escritora, de maestra de novicias, no son sino el reflejo de la gran vocación que tiene todo el hombre: Amar.
Este sentido de la caridad, como el sentido de todo lo que el hombre está llamado a ser, lo marca la misma Teresa: «Comprendí que sólo el amor podía hacer actuar a los miembros de la Iglesia […] Comprendí que el amor encerraba todas las vocaciones» (Manuscrito B. En: Obras completas, 261). Así podemos observar que da dos puntos de partida: Es el amor la fuerza viva que guía, y da vida a la Iglesia, porque finalmente si la Iglesia se preocupa por el necesitado, el pequeño, el abandonado, se debe a que lo mueve el amor. El problema comienza cuando el amor no es el centro de la Iglesia, entonces abandona al solitario, olvida al desconsolado y hasta pisa al pequeño, de modo que, la Iglesia ya no está en movimiento, sino que está en un estado pasivo, limitándose a observar. Esto debe de aplicarse a todo cristiano, y cuando en la vida espiritual, el hombre olvida que su fuerza, el motivo de su vida, el motor que le mueve es Dios, se pierde todo el camino que ha avanzado, cayendo en una pesadez espiritual, en un conformismo. Por otro lado, el amor encierra todo tipo de vocación, es así que la vocación a ser cristiano es una vocación al amor. El que siente el llamado a la vida sacerdotal está invitado a amar y lo mismo el que vive en matrimonio, es un llamado constante al amor.
«He encontrado mi puesto en la Iglesia […] yo seré el amor… Así lo seré todo… Así mis sueño se verá hecho realidad» (Ibid). Así Teresa tiene un punto de partida extraordinario, ser amor, no es ser cualquier cosa, ser amor es ser hombre en plenitud, es dejar que Dios este en ella, entonces para con los demás será caridad infinita, misericordia, paciencia, fidelidad constante, porque es amor y efectivamente, lo es todo, porque fuera del amor ¿Qué podemos encontrar? ¿Qué dimensión no es alcanzada por el amor? ¡Ninguna! Teresa ha optado por el auténtico amor, la auténtica vida. Algo extraordinario es su última frase al decir que su sueño se hace realidad. Y es que, el sueño de todo hombre en el fondo es amar, el problema es que al toparse con los límites uno se queja, odia, destruye y se convierte en alguien infeliz, porque ha perdido el horizonte de la vida: el amor.
Para Teresa encontrarse con Jesús es el nivel máximo, en él está el amor, es en su persona en donde se da un «verdadero intercambio de amor» (Manuscrito A. En: Obras completas, 167), en el se cumple su gran anhelo: «Yo quería amar, amar apasionadamente a Jesús y darle mil muestras de amor» (Manuscrito A. En: Obras completas, 169-170). «El amor se demuestra con obras» (Manuscrito B. En: Obras completas, 262), puesto que amar a Dios requiere de amar a los demás, sólo así se puede uno auto designar cristiano. Amar al prójimo, perdonarle, dar la otra mejilla, caminar dos mil pasos al que pide mil, tal y como lo marca el Evangelio parece una tarea dura, es hasta contradictorio, sin embrago este mandamiento dice santa Teresa no es imposible «Tú no mandas nada imposible. Tu conoces mejor que yo mi debilidad, mi imperfección. Tú sabes bien que yo nunca podré amar a mis hermanas como tú las amas, si, tú mismo, Jesús mío, no las amarás también en mí. Porque querías concederme esta gracia, por eso diste el mandamiento nuevo» (Manuscrito C. En: Obras completas, 288.) De modo que el amor de Dios es un reflejo del amor para con el hermano, y si bien uno no puede realizarlo, no ha de temer en ningún momento, puesto que no es uno el que le ama, sino Dios el que ama a través de nuestra persona. Esto sólo se puede dar en la medida en la que el hombre se abre a la acción de Dios.
Con esto podemos sentirnos interpeladas para que realmente empecemos a vivir claramente esta vocación al amor, buena tarde a todos.
PADRE, ¡cómo complementa esta homilía el Retiro que nos dió en Cuaresma, ES PARA TÍ AHORA, donde abordó Usted tan hermosa la 3a. plática, LA CONSECUENCIA DE NUESTRA VIDA EN CONVERSIÓN.
ResponderEliminar"EL DESEO TIENE QUE PURIFICARSE PARA LLEGAR A LA ENTREGA" "ALGUIEN QUE SE CONVIERTE VIVE EN EL AMOR" "EL AMOR ES BONDADOSO, SIRVE, AYUDA" " AMOR NO SE ENCIERRA EN SÍ MISMO, ME CONVIERTE" "ES AMAR EN CUALQUIER SITUACIÓN. BUSCA LO QUE EL OTRO NECESITA. DIALOGA. ES PONERSE TOTALMENTE EN MANOS DEL OTRO" "EL AMOR VIVE EN LA CONCORDIA. SE ALEGRA CON LA VERDAD" "EL AMOR CUBRE AL OTRO. LO FORTALECE.TIENE FÉ"
"EL AMOR SIEMPRE PERMANECE. ES UN CAMINO INTERIOR, ESPIRITUAL"
GRACIAS PADRE. RUEGO A DIOS POR MI CONVERSIÓN Y LE SUPLICO A USTED QUE NO NOS OLVIDE EN SUS PLEGARIAS.
QUE DIOS LO PROTEJE Y LIBRE DE TODO MAL.