2/2/10

Renovarse...

Meditación con motivo de la Fiesta de la presentación del Jesús en el templo

Textos:
Malaquías 3,1-4
San Lucas 2,22-40

Una de las dificultades que se topan en la vida de la fe, y quizá la más difícil sea precisamente el desencanto de esta fe. Lo peor que puede ocurrir es precisamente que la persona se canse de su fe, que se desilusione, que haga ciertas prácticas o trabajos apostólicos precisamente porque no le queda de otra, porque ya se acostumbró, o simplemente porque es una mera rutina. Este es el riesgo más grande, pues la fe se va debilitando y va perdiendo el verdadero sentido.
El día de hoy estamos celebrando la fiesta de la presentación del Señor, una fiesta en donde henos escuchado precisamente que Jesús llega al templo, y llega precisamente ahí, para cumplir con las normativas de la época, pero sobre todo en la intención de san Lucas demostrar cuál es el Papel de Jesús, es decir, llevar todo a plenitud.
En el templo nos dice el texto había dos personajes peculiares Ana y Simeón, los cuales tienen una característica muy importante son ancianos, y esperan algo dentro del templo. En el fondo son signo del Antiguo Testamento que esperan la plenitud de su existencia. Pero curiosamente cuando Jesús entra el texto nos dice que sólo estos dos personajes se dan cuenta, nadie más se percata de ello, esto quiere decir, que no todos esperan a Jesús, que no todos están dispuestos a un cambio, a una plenitud de vida.
El texto nos dice que Simeón espera este momento, sabe que su vida está incompleta, sabe que algo falta y lo espera, está atento a lo que Dios le dice. El texto nos dice que es temeroso de Dios, por tanto, es alguien que vive orientado hacia Él. Es un hombre que busca algo más en su vida. Por otro lado Ana es una mujer que vive haciendo ayunos, que hace sus prácticas religiosas, es algo común en ella, pero en el fondo sabe que hay algo más, por eso cuando ve a Jesús se alegra y lo anuncia.
Ellos dos no se quedaron simplemente haciendo lo mismo de siempre, como una mera costumbre, siempre buscaron más, siempre buscaron plenitud, y la hallaron en Jesús.
Nosotros podemos tal vez cansarnos, creer que todo es rutina, o bien podemos iniciar una vida nueva siendo capaces de descubrir que hay algo más, que Dios nos llama, que Dios siempre está cerca y nos comprende. Sería inútil celebrar esta fiesta, sin tener presente que Jesús se presenta para ofrecer siempre una vitalidad, una renovación en nuestra vida de fe. Podemos estar cansados, hartos, e incluso tener nuestra vida de fe acostumbrada, pero si nos damos la oportunidad realmente renovaremos profundamente nuestra vida de fe.

1 comentario:

  1. DIOS MISERCORDIOSO ¡RENUÉVANOS! ¡QUE TENGAMOS HAMBRE DE MEJORAR, DE SER MEJORES! ¡MUÉSTRANOS SEÑOR EL CAMINO!
    ¡AYUDA SEÑOR PARA MI FAMILIA, PARA TODAS LAS FAMILIAS, PARA EL MUNDO ENTERO!

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