19/3/10

El don de la paternidad

Meditación con motivo de la solemnidad de San José

Textos:
2 Samuel 7,4-5.12-14.16
Romanos 4,13.16-18.22
San Mateo 1,16.18-21.24

El día de hoy la Iglesia celebra la fiesta de san José, pero san José no es santo porque sea padre de Jesús, sino que es santo en cuanto a su estilo de vida, su papel dentro de la sagrada familia. Es santo porque fue un buen esposo y un buen padre. Si nos detenemos un poco podemos meditar sobre la paternidad de san José. Si lo meditamos un poco Jesús fue un gran hombre en cuanto a sus valores, su trabajo su respeto, su vida de oración, lo cual no surgió de la nada, sino del ejemplo de san José.
San José se convierte en este modo en modelo de paternidad, marcando así una invitación a reconocerlo como el modelo, la guía en la vida para demostrar como acompañar a un hijo. Un hijo es el reflejo de su Padre, lo que un hijo sea no es otra cosa sino el reflejo de lo que se le ha enseñado en su casa.
Deberíamos de preguntarnos en este día qué tanto estamos cercanos a nuestros hijos, qué tanto estamos atentos a sus necesidades, que tanto estamos cercanos a ellos, pasamos tiempo con ellos, los ayudamos. O bien que tan distantes, o desinteresados estamos respecto a su vida.
Esta cercanía no debe ser como una mera obligación, sino como algo co-natural al padre, sabiendo reconocer en un primer momento el don de la paternidad, descubrirlo como un regalo que viene de Dios. En el fondo el único que es Padre, es Dios- Padre, pero él hace participes a muchos de este don, con el fin de ayudar a los hijos, educarlos, animarlos, levantarlos, corregirlos y así creciendo sean imagen de sus papá y su mamá, y al mismo tiempo prepararlo para que vaya mostrando su imagen de Dios. Pues finalmente la meta es esta: parecerse al padre celeste. Esta es la gran misión, peto sobre todo es un don del amor, un don que implica esfuerzo, pero que es movido por la fuerza del amor que renueva toda la historia.
San José ciertamente sufrió, tuvo dificultades, pero es la fuerza del amor la que lo hizo capaz de superar todo. En el evangelio de hoy tiene crisis, y trata de hacer lo mejor; pero al final descubre que es lo que Dios quiere. Esto quiere decir que la paternidad tiene sus crisis, tiene sus dificultades, pero si dejamos que Dios hable, si dejamos que él sea nuestra fuerza, es posible logarlo todo, permitiendo que la vocación de la paternidad vaya guiada y fortalecida por el PADRE por excelencia que es Dios.
Que el ejemplo de san José nos ayude a seguir adelante en la vocación de paternidad que va regalando continuamente.

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