27/9/10

Job: La fe en el sufrimento

Meditación con motivo del Lunes XXVI de tiempo ordinario
/Año Par/

Textos:
Job 1,6-22
San Lucas 9,46-50

El día de hoy la liturgia nos presenta el inicio del libro de Job, este texto que fue escrito hacia el siglo V a.C. y que tiene como finalidad precisamente responder a una grande pregunta: ¿Por qué existe el mal? Tratando de responde a esa gran interrogante sobre el misterio del mal, pero al mismo tiempo, para rebatir una teoría que existía en ese tiempo, la llamada ”retribución”, la cual decía que al que le iba bien era porque se portaba bien, en cambio al que se portaba mal, Dios lo castigaba y le iba mal.
El libro de Job va contra esa corriente, pues Job es bueno, pero le va mal, demostrando que no es el comportamiento el que hace el camino para la vida.
Para ilustrar eso el inicio del texto de Job nos presenta esta escena en donde se escenifica el cielo, en un contexto judicial, como si se fuese a abrir un juicio, donde aparece “Satanás”, que quiere decir “adversario”, una palabra que en esos tiempos designaba precisamente al abogado que acusaba a alguien, por lo tanto la escena se coloca en ese contexto, parece alguien que está en contra de Job y lo acusa.
La acusación que se le hace es la siguiente: «Extiende tu mano y tócalo en lo que posee: ¡seguro que te maldecirá en la cara!» En el fondo esta acusación no sólo trata de desacreditar a Job, sino que pretende mostrar que no existe una religiosidad verdadera, que el hombre no puede vivir en armonía con Dios, que es incapaz de vivir el amor. Si le va mal renegará de Dios, y por lo tanto perderá la fe, mostrando que no hay fe, no hay religión, pues está existe en la medida en la que le va bien, pero al irle mal, dará la espalda a Dios, mostrando que la fe está supeditada a que le vaya bien, pero no a una correspondencia de amor hacia Dios.
Lo interesante es que Dios acepta la apuesta, y lo hace no por molestar a Job, sino para demostrar que cree en el hombre, que confía en él y su respuesta. Dios confía que el hombre sepa reconocer que no está solo en el sufrimiento, que no está arrojado a su suerte, que no está sin sentido en la vida, sino que Dios está con él aún en la penuria, y que ahí se muestra la verdadera fe, que nos e condiciona sólo a una buena estabilidad, a una buena racha, sino que está fundada en un amor incondicional a Dios.
Por tanto la fe, no nos excluye de problemas, no nos quita las dificultades, a veces nos toparemos con situaciones difíciles, con cosas complejas; pero es ahí donde la fe se requiere, donde nos levanta u se puede descubrir la acción de Idos en medio de nuestras vidas. Eso es la fe, no sólo rezar y decir que creemos en Dios cuando todo va bien, sino abrir los ojos y verlo ahí donde hay tribulación como Job lo hizo: «Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allí. El Señor me lo dio y el Señor me lo quitó:¡bendito sea el nombre del Señor!» Una expresión bella que manifiesta, no un conformismo, sino una visión de fe, sabiendo que todo viene de Dios, y que aún en esa desgracia se manifiesta Dios, y que no lo abandonará.
La fe, por lo tanto, no es simplemente para las buenas situaciones, sino para descubrir el actuar de Dios en todo momento, desde luego que tiene sus crisis, y Job las tendrá, pero lo importante es comenzar con una visión profunda de fe. Deberíamos de examinar en este día hasta que punto vivimos realmente nuestra experiencia de fe, y si se basa en una relación autentica de amor con Dios.

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