5/4/12

Sangre y Agua: Respuesta ante el odio

Meditación para el Viernes Santo

Textos:
Isaías 52,13-53,12
Hebreos 4,14-16; 5,7-9
Juan 18,1-19,42

Vivimos en un mundo lleno de discordias, constantemente nos la vivimos peleando, discutiendo, enfrentándonos constantemente por los diversos puntos de vista. Estamos en inmundo en donde encontramos violencia en las calles, a causa de diferencias políticas, de encuentros enemistados. Somos agresivos. Hay guerras, destrucciones, violencia extrema. Incluso en las familias encontramos también odios, rencillas, hermanos que se pelean, se destruyen por cosas insignificantes, se dejan de hablar.Toda esta violencia desmedida nos hace pensar, si la última palabra la tendrá el odio, si la última palabra la tiene el rencor y la violencia desmedida. ¿Será que no podremos encontrar una respuesta llena de paz y concordia? ¿Será que los países no se reconciliarán? ¿Será que la violencia se resolverá con más violencia? ¿Qué los secuestros y asesinatos se acabaran con más muertes y asesinatos? ¿La respuesta será la violencia? ¿Nuestra sociedad deberá estar arrojada a esta espiral de violencia? ¿Nuestra familia sólo arreglará las cosas con agresividad?
Pareciera que así es, sin embargo, a la luz de la fe encontramos una nueva respuesta, la violencia no tiene la última palabra, la última palabra la tiene el amor, representada con la cruz. Pues ahí en la cruz, en medio de un acto brutal de violencia, se dio una nueva respuesta a partir del amor.
Hoy viernes santo somos invitados a contemplar este misterio de la cruz, pero no como un acto de violencia, de destrucción donde murió Jesucristo, sino que somos invitados a ver la fuerza de la cruz, como una fuerza de amor. Contemplando la cruz, por tanto, no es ensalzar el sufrimiento, el dolor y la muerte; ni es contemplar el fracaso de un hombre. La cruz a partir de Jesucristo se convierte en un signo de salvación. Con ello contemplamos un signo de triunfo y de amor. Es el signo de cercanía y solidaridad de Dios que nos compromete a todo incluso la muerte misma. Es descubrir como en medio de la sed de venganza, en medio del odio, y de la muerte misma, el amor lo puede transformar en oportunidad de salvación Ahí, en la cruz donde Jesús es brutalmente asesinado se podría contemplar, como el amor convierte ese acto lleno de maldad en una oportunidad para salvación. Por lo tanto en la cruz se contempla el odio que existe en la humanidad y al mismo tiempo se ve, el amor que puede salvar a la humanidad.
En la cruz se entrelazan dos realidades totalmente antagónicas: el odio y el amor, de manera que se muestra que el odio no tiene la última palabra, ni es absoluto, puesto que ahí, en la cruz, donde se desborda todo el odio, hay una expresión de amor, que puede más que el odio, que puede vencer el odio.
El evangelio de san Juan lleno de simbolismo, nos muestra esta realidad a lo largo de toda la pasión, pero centremos nuestra reflexión en una parte: «Fueron, pues, los soldados y quebraron las piernas del primero y del otro crucificado con él. Pero al llegar a Jesús, como lo vieron ya muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua
Los soldados llegan con Jesús y ven que ya murió, con esto el texto bíblico trata de poner de manifiesto que no hay nada que hacer, la vida de Jesús ha finalizado, sin embargo le golpean con la lanza, es decir, le demuestra mas odio y desprecio. Si Jesús ha muerto es porque la vida nadie se la quita a él, sino que él la ha dado. Por otro lado, nos recuerda al cordero pascual, al cual no se le debe romper hueso alguno. Jesús es el nuevo cordero. Sin embargo, le dan con la lanza. Esta acción era innecesaria, puesto que ya había muerto, marcando así que la hostilidad continúa. Son el símbolo del más odio contra Jesús. Los soldados se habían burlado de la realeza de Jesús, ahora a punta de lanza quieren destruirlo definitivamente.
Vemos que la sentencia a muerte de Jesús es un signo de esta violencia, y vemos como esta es una violencia que incluso busca por todos los medios manifestarse, así cuando están frente a Pilato y éste quiere salvarlo lo amenazan diciendo: «Si lo sueltas, no eres amigo del César, porque el que se hace rey se opone al César.» Se puede ver el chantaje que se realiza para llevar a cabo la muerte y así manifestar la violencia, y así toda la pasión está llena de estos signos de violencia, incluso al final, cuando estos soldados a ver que ya murió lo golpean con la lanza, un signo innecesario, pro que es reflejo de la violencia, sin embargo esto no queda así puesto que Dios responderá con amor.
El texto nos expresa que ante este odio, de Jesús sale la sangre y el agua. La sangre es figura de la muerte para salvar a la humanidad, una expresión de su amor al extremo. El agua representa, a su vez, el Espíritu, principio que todos podrían recibir cuando manifieste su gloria. La cruz se convierte en cumplimiento del amor, y en donación de amor y Espíritu. La cruz se convierte en lugar de amor que se dona ahí en medio de la violencia, que da el espíritu para tener la fuerza que nos ayuda a vencer ese odio.Podemos descubrir entonces que la última palabra no la tiene el odio, sino el amor, no estamos condenados a la destrucción, sino a la transformación de todo en amor, en oportunidad de misericordia. Hoy la liturgia se centra en la adoración de la cruz, reconociendo un signo de salvación, un signo de amor, contemplando llenos de alegría, pero también contemplando y comprometiéndose. Sería nulo que hoy contemplásemos el misterio de la cruz, y sólo lloráramos sin ser capaces de convertirnos, sin comprometernos realmente ante el misterio de amor que se nos presenta. Es momento para descubrir que Jesús nos ha salvado, que Jesús nos ha rescatado y que podemos vencer la violencia, porque en al cruz Jesús mismo ha vencido esa violencia con amor.El nos ha dado este ejemplo para que ahí cuando nos enfurecemos, nos volvemos agresivos y perdemos el control, seamos capaces de permitir que brote el agua y la sangre, brote la fuerza del Espíritu y la fuerza del amor que transformen nuestra vida.Hoy podríamos iniciar ese camino de compromiso y vencer nuestra violencia, vencer nuestra apatía, vencer nuestro rencor con la fuerza de la cruz y hacer de nuestra vida un camino hacia la paz y el amor definitivo. Empezar a vivir esa sangre y esa agua que brota del costado de Cristo, que brote ese amor y esa fuerza del espíritu que no anime para seguir adelante. Eso es contemplar la cruz, contemplar el amor que nos cambia y nos impulsa a vivir de un modo nuevo.Así el viernes santo se convierte en un día para adorar la cruz, para adorar a aquel que responde con amor en medio de la violencia e invitándonos a cambiar nuestra vida. De tal manera que hoy podemos empezar a vencer la violencia en neutros ambientes, en nuestra casa, con nuestros seres queridos, siendo más pacientes y llenos de amor, con la fuerza del Espíritu. Venciendo todo aquello que no permite nuestra vida y realización debido a la violencia, y haciendo visible el acontecimiento de la cruz en nuestra vida.

1 comentario:

  1. ¡DIVINO CÁLIZ! ¡GRACIAS PADRE!
    ¡DIOS CON NOSOTROS!
    ¿QUIÉN EN CONTRA?
    ¡QUE SE NOS ENFRENTE!
    ¡NO HAY NADA QUE SU AMOR NO LOGRE!

    (HASTA EN ESTE PLANETA, LOS BEATLES DECÍAN "TODO LO QUE NECESITAS ES AMOR")

    AMEMOS DE CORAZÓN.
    ¡NOSOTROS AMAMOS A NUESTRO SEÑOR Y A USTED PADRE ESTÉBAN!

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