29/6/10

Somos Apóstoles

Meditación con motivo de la solemnidad de San Pedro y San Pablo

Textos:
Hechos 12,1-11
2Timoteo 4,6-8.17-18
San Mateo 16,13-19


Hoy celebramos la festividad de san Pedro y san Pablo, pilares de la Iglesia, una festividad para corroborar la apostolicidad de la Iglesia. Todos notros por ser miembros de la Iglesia somos apóstoles. Las lecturas del día de hoy nos pueden enseñar precisamente en que consiste el ser apóstoles.
La primera lectura nos enseña que el apóstol es alguien que es perseguido, podemos ver como san Pedro está en medio de la cárcel, esperando su muerte. El apóstol es alguien que anuncia el evangelio, pero ello implica necesariamente la persecución, puesto que el anuncio del evangelio va en contra de las conveniencias de la sociedad, contra el mundo imperante.
Una señal de que el mensaje del evangelio es claro en medio de la historia es precisamente la persecución. Cuando el mundo s feliz con lo que se anuncia de parte del apóstol, quiere decir que no se anuncia con fidelidad el evangelio, o bien que el mundo vive plena y radicalmente el evangelio. Pero lamentablemente no es así, e mundo no ha enraizado en su vida los criterios evangélicos. Si no hay persecución, quiere decir que las estructuras eclesiásticas están casadas con el poder.
A lo mejor ante la idea de la persecución pudiera suscitarse el miedo, puesto que ves natural que ante este tipo de situaciones, uno teme se retrae. Sin embargo, el texto nos muestra como Dios no deja sólo a Pedro y lo libera. Podemos ver como Pedro es liberado por el ángel, y como este lo lleva por un camino de liberación. Ser apóstol implica estar protegido y guiado por Dios, puesto que su mensaje no son palabras al aire, al contario son Palabras que brotan de la experiencia de Dios. Si parte de Dios quiere decir entonces que están cargadas de la fuerza divina, y Dios nunca deja al apóstol.
Si no hay persecución quiere decir entonces que no son palabras de Dios, pero sobre todo, si no son de Dios quiere decir que no hay sentid alguno en su vida y en su historia como evangelizador, pues el apóstol es ante todo alguien que se sabe tocado por Dios.
La segunda lectura complementa esta idea pues nos presenta a san pablo a punto de dar totalmente su vida, y en medio de eso tiene una convicción: «He peleado hasta el fin el buen combate, concluí mi carrera, conservé la fe.» San Pablo tiene la certeza de que ha actuado de la mejor manera, nada le falta, lo ha hecho bien hasta ese momento, su fe no se ha tambaleado. El apóstol sabe que al final de su vida hay una convicción y que todo lo ha hecho de la mejor manera. Cierto que este texto se refiere al final de la vida de san Pablo, pero podría servir como una especie de examen de conciencia de todo apóstol al final de su día y preguntarse si realmente al final del día ha anunciado con su vida el evangelio, si ha peleado bien el combate, si realmente dejo que la experiencia de la vivencia evangélica marcaran su historia, o bien se dejo seducir por otros principios. Si he al final de mi jornada mi fe sigue estable o deje que la duda u otras situaciones carcomieran el sentido de mi vida de fe. Incluso si al final de mi jornada he llevado a cabo una labor apostólica como la he llevado, la he combatido bien, di todo lo necesario, o sólo di lo que me sobraba, sólo di las cosas como salieron, no las preparé. Ser apóstol implica dar siempre todo, de la mejor manera, para lograr implica que también hagamos diariamente un examen de conciencia y descubramos que tanto lo hemos llevado a cabo.
Esta festividad debe recordarnos nuestro papel apostólico como miembros de la Iglesia un papel que implica testimonio, ser veraz con lo que anunciamos, reconocer que no estamos exentos de persecución, pero sobre todo sabernos protegidos por la presencia de Dios. Pidamos al Señor esta realidad en nuestras vidas, y sobre todo la sabiduría para hacer nuestro examen de conciencia cada día y descubrir que tanto hemos dejado que la palabra evangélica se encarne en nosotros para anunciar su palabra, dando siempre lo mejor de nosotros mismos, siendo testigos que luchan bien la carrera del evangelio.

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