16/5/10

Problema de visión

Meditación con motivo de la Ascensión del Señor

Textos:
Hechos 1,1-11
Efesios 1,17-23
San Lucas 24,46-53

El día de hoy celebramos la solemnidad de la Ascensión del Señor, esta fiesta nos presentan a Jesús subiendo a los cielos. Ante esta fiesta podrían surgir cantidad de incertidumbres, pues pareciera que Jesús sube a los cielos y deja solos a los discípulos, ya acabó su misión y se despide, pero no es así. Esta fiesta no es de despedida, es de Ascensión. Ascensión significa subir, asimilarla una nueva situación, no se limita simplemente a despedirse o estar en un nuevo lugar. Jesús no se va de viaje. Jesús entra en un nuevo estado, y eso es la Ascensión.
La ascensión no es otra cosa sino la capacidad de entrar en la medula del mundo del hombre de una nueva manera, es la capacidad de penetrar la vida del hombre en su raíz más profunda. Por lo tanto no es que Dios nos abandone, al contrario está sumamente cerca de nosotros desde una nueva perspectiva.
Esta idea es precisamente lo que nos presenta la primera lectura del día de hoy. Nos dice que Jesús una vez que da sus instrucciones a los discípulos se eleva y una nube lo cubre. ¿Por qué una nube? La nube dentro de la Escritura tiene un fuerte simbolismo. La nube es la presencia de Dios. Podemos recordar dos pasajes específicos. El primero de ellos lo vemos en el libro del Éxodo, en donde el pueblo que camina en medio del desierto es guiado por Dios que se hace presente con una nube. De este modo su caminar por el desierto es guiado por Dios. La nube de esta forma entra a formar parte de un símbolo de presencia. La nube es la presencia de Dios, es Dios que no deja solo a su pueblo y camina junto con él.
En segundo lugar tenemos el episodio en donde Salomón inaugura el Templo de Jerusalén. Y dice el texto que en ese momento una nube cubre todo el templo, marcando que en el templo está la presencia de Dios. Entrar al templo es entrar en contacto con Dios.
Podemos entender entonces que la nube es señal de esa presencia de Dios en medio de la historia. En este pasaje en concreto se dice que cubre a Jesús. ¿Por qué a Jesús? Porque con este acontecimiento Jesús no se ve, se queda, su presencia está en medio de nosotros, sólo que de una manera totalmente distinta.
La nube nos habla precisamente de su presencia, la ascensión es un nuevo estado en el que Jesús se queda con nosotros. Los discípulos al ver que se elevaba ven que la nube lo cubre. Pareciera que quieren verlo, que quieren buscarlo. Pero Jesús no se va, se queda de un modo distinto, el sigue presente en medio de nosotros, continúa activo. El problema es una situación de visión. Tenemos problemas de vita, pues queremos ver con nuestros ojos físicos a Jesús físicamente, pero para verlo, para descubrirlo hay que tener los ojos de la fe.
La fiesta de la ascensión es una llamada de atención para nosotros, pues Jesús ha resucitado, Jesús nos da la fuerza para vencer la muerte y el pecado, pero nosotros no lo vemos, no queremos ver precisamente sus efectos. Sólo nos limítanos a decir que no se puede, y queremos ver signos físicos, queremos ver físicamente a Jesús para creerle. Pero ahora Jesús sigue en medio de nosotros, y sólo lo podemos ver con los ojos de la fe, y descubrir que Jesús está en medio de nosotros.
Si abriéramos bien los ojos de la fe, veríamos que Jesús está en nuestra vida, y que es posible vencer nuestro pecado, descubriendo la cantidad de cosas que hay a nuestro alrededor que nos hacen posible esa realidad. Si abriéramos nuestros ojos descubriríamos que en el milagro de la vida está Jesús, que se hace presente en medio de nuestras dificultades con algún amigo o un consejo. Abrir los ojos significa descubrir que nos estamos solos. Que ahí está presente con la sonrisa de un niño, el abrazo de un amigo, el apoyo de tu pareja, basta de ver lo malo ve lo bueno en tu vida, abre los ojos.
El problema es que estamos ciegos, la nube nos impide ver a Jesús, y nos descubrimos que la nube es la manera por la cual él se hace presente. Dejamos que los problemas, de las crisis, de las incomprensiones, no cieguen y digamos que estamos solos que él no está. Nos encanta detenernos a ver solo lo malo de la vida y no ver las cosas buenas. Ese es el problema, un problema de visión.
La fiesta de la ascensión es precisamente eso, la capacidad de ver a Jesús en nuestra vida, de abrir nuestros ojos y descubrir todo lo bueno que hay en nuestra vida y no sólo lamentarnos, sino ver lo positivo en ella. Dios está en medio de nosotros. Así como esos dos hombres de blanco llaman la atención a los apóstoles, de igual modo hoy esta fiesta nos lanza está llamada de atención y descubrirnos “no estés sólo viendo al cielo, no te quedes con lo nebuloso, sino voltea Cristo vive y está en medio de ti”

1 comentario:

  1. ¡SEÑOR, AYÚDAME A ABRIR MIS OJOS DEL ALMA, DEL CORAZÓN, DE TODO MI SER, A TÍ Y A MIS HERMANOS!
    Y ¡ES CUANDO CIERRO LOS OJOS DEL MUNDO, CUANDO MEJOR TE VEO!
    ¡GRACIAS SEÑOR!

    ResponderEliminar