18/12/11

«¿Eres tú el que me va a edificar una casa para que yo la habite?»

Meditación del IV Domingo de Adviento
Ciclo /B/

Textos:
Samuel 7,1-5.8b-12.14a.16
Romanos 16,25-27
San Lucas 1,26-38

En los albores de la humanidad, el hombre era nómada por naturaleza, buscaba constantemente lo necesario para sobrevivir, y volvía a reiniciar su caminar para seguir adelante en la búsqueda de lo necesario para la vida. Sin embargo, con el paso del tiempo y con la agricultura los pueblos dejaron de ser nómadas y empezaron a volverse sedentarios, de tal manera que con ello se establecían y se garantizaban ciertas seguridades, pues aseguraban la alimentación en un lugar fijo y con ello evitaban estar constantemente en movimientos prologados, lo cual los exponía a peligros en medio de los caminos, a la zozobra de no encontrar lo necesario para vivir, así como al cansancio. Por lo tanto establecerse en un punto fijos les permitía un mejor desarrollo, una mejor estabilidad, y por consecuencia un avance en su cultura. Por tanto, este cambio al sedentarismo y la estabilidad dan elementos para evitar ponerse en marcha y vivir de una manera más segura.
Sobre esta idea parece introducirnos el día de hoy las lecturas. En la primera lectura encontramos al rey David que se ha establecido en su palacio, tiene su casa. Y la casa en la Biblia representa la estabilidad, lo que permanece. Así por ejemplo, cuando uno compra una casa es porque quiere vivir en ese lugar, porque ha encontrado ahí seguridad, amistad, un lugar en el cual es posible vivir. Por tanto quiere decir que él está estabilizado, su imperio tiene todos los elementos necesarios para estar firme, ya no le preocupa nada y entonces tiene una idea: «Mira, yo habito en una casa de cedro, mientras el Arca de Dios está en una tienda de campaña.» David quiere construir un casa para Dios, pues así como él ya tiene esa estabilidad y su casa, ahora quiere que Dios la tenga.
Pero detengámonos en este otro símbolo: La tienda de campaña. La tienda de campaña es el símbolo contrario a la casa, mientras que la casa refleja la estabilidad, lo fijo, la tienda es el símbolo de lo movible, uno pone su tienda para establecerse unos días y luego la quita y sigue caminando. Por tanto la tienda es un símbolo de una vida que no es estable, que exige ponerse continuamente en marcha. Podemos decir que, mientras la casa es símbolo de la vida sedentaria, la tienda es de la vida nómada.
David busca que Dios tenga una casa, y con ello quiere que Dios sea estable, esto a primera vista puede parecer un gran deseo de parte de David, pues si el imperio se ha estabilizado, parece adecuado que ahora la tienda de Dios se estabilice de lleno. Pero simbólicamente esto es un peligro para la fe. Si Dios está en la tienda es por algo, no sólo es por la situación del pueblo, la tienda implica quién es Dios y por ende, nos habla de la identidad de Dios y de las categorías que sustentan la fe.
Dios está en la tienda, porque Dios no es estable, Dio es camino constante, es un desarraigarse completamente. No es posible establecerse en la dinámica de Dios. Dios es un camino de continuo, siempre se debe caminar. Nunca se debe detener. Por ello cuando estaba el pueblo en el desierto Dios estaba en la tienda, porque el pueblo debía caminar en el desierto, no era posible detenerse, siempre había algo nuevo, siempre Dios se manifestaba con una novedad. Por tanto, la tienda no es algo pasajero, es parte de la identidad de Dios, Dios siempre es camino, es puesta en marcha, Dios siempre es sorpresa. Y la fe por tanto es precisamente eso, un ponerse en marcha siempre. El peligro es cuando uno quiere construir la casa, cuando uno quiere que la fe sea estable, que las cosas sean como yo las pienso y no dejar que la novedad llegue de repente.
La verdadera fe se pone en riesgo cuando esto sucede, cuando creemos que ya conocemos todo de Dios, cuando no creemos que Dios pueda mostrar un camino nuevo, cuando no permitimos que la fe camine, de nuevos lineamientos. Dios no puede dejar que se le construya la casa, eso sería limitarlo, eso sería acabarlo, eso sería encerrarlo en un lugar, en una idea, en una situación e impedir el camino, por ello Dios le manda decir con el profeta: «¿Eres tú el que me va a edificar una casa para que yo la habite? […] el Señor te ha anunciado que él mismo te hará una casa.» David no debe construir una casa, sino que es Dios quien se la construirá. Porque si Dios construye, quiere decir que Dios estará con él, quiere decir que Dios no estará encerrado en un lugar específico, sino que Dios estará en su vida y ello le invitará salir de su casa, le invitará a salir de su pensamiento, de sus ideas.
Si Dios quiere construir en David, implica que hay un plan de salvación, que Dios quiere habitar en él, y así moverlo hacia la experiencia de Dios. Sólo si Dios es quién habita, implica que no se encierra a Dios, sino que es Dios el que mueve, y así pone en marcha todo el proyecto divino. Porque cuando el hombre se queda instalado, tiene una mera estabilidad en la fe, todo se pierde, y entonces uno se puede alejar de la experiencia de Dios. De hecho David más adelante pecará, precisamente por su manera de instalarse, pues deja de comprometerse y sólo se preocupará por sí. Por ello en este momento Dios quiere evitar esto y le dice que le construirá la casa, pues sólo así podrá seguir como siempre el proyecto de salvación. Y le recuerda que la dinámica de la fe se vive desde la puesta en camino: «Yo te saqué del campo de pastoreo, de detrás del rebaño, para que fueras el jefe de mi pueblo Israel. Estuve contigo dondequiera que fuiste y exterminé a todos tus enemigos delante de ti.» Como vemos, Dios le recuerda sus orígenes, le llamo en el camino, siendo pastor, y un pastor en esos tiempos es aquel que siempre anda en movimiento, no es que esté en un lugar fijo, siempre anda en movimiento. Por tanto Dios le recuerda que el ahora es rey, pero en sus orígenes anda en camino, y que ahora no es el momento para perder eso de vista. Por tanto, el texto señala que es importante reconocer que en la fe y en la experiencia de Dios y su alianza, nunca se puede uno quedar instalado.
La misa idea aparece en el texto del evangelio. Encontramos a la Virgen María, que recibe el anuncio y en el fondo le muestra que Dios quiere llevar a cabo su plan de salvación y para ello es necesario que él esté con ella, que entre en su historia, de una manera única convirtiéndose en la madre de su Hijo: «Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús.» Dios entra ahora en la historia de una manera nueva, no sólo es que quiera construir la casa, para estar cerca del hombre y moverlo hacia la salvación, sino que ahora lo está invitando para dejar que entre totalmente a la historia y muestre cuál es el camino para ello, y para ello, debe encarnarse, debe hacerse hombre. Ese es el proyecto de Dios, que si bien ya se le prometía a David en parte, ahora se lleva a cabo de una manera totalmente nueva, no es que sólo que mueva a salvación, e invite a caminar, sino que ahora él mismo tomará al pecador en sus manos y lo caminará junto con le hará historia con él y se llevará a plenitud la salvación.
María acepta ese proyecto: «Hágase en mí según tu Palabra.» Sin embargo este proyecto que María acepta al final, es un proyecto difícil, es un proyecto que finalmente no se entiende al inicio, y ella misma expresa sus dudas: «¿Cómo será esto si no conozco varón?» En el fondo María expresa su duda, expresa que no es tan fácil de comprender, que no es tan fácil de aceptar. El plan de Dios no se entiende siempre, No es fácil caminar por el camino de Dios, es más fácil instalarse y decir cómo son las cosas, que siempre sean igual, que simplemente se mueva todo como se ha dicho o como pienso y no ver ninguna novedad. Finalmente sería más fácil que Dios siga hablando con su Palabra en la Sinagoga todos los sábados. Pero Dios no es así siempre sorprende, siempre es novedad y por ello ahora será él mismo que no entre en la historia.
Si bien es complicado aceptar este proyecto, no es una cosa meramente humana: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra.» Por lo tanto se cuenta con la gracia de Dios que ayuda a seguir adelante, que ayuda a continuar, con la capacidad que viene de Dios. Dios es novedad, no se sabe qué hacer, pero hay que contar con la ayuda de Dios. Y por ello María se abandona a las manos de Dios.
Estamos a una semana de celebrar la navidad, y esta fiesta es precisamente un momento especial en donde Dios quiere poner su tienda entre nosotros, quiere poner sui vida con nosotros. Y esto no es sólo la fiesta sino el compromiso del Dios que entra y quiere nacer en nuestras vidas, nacer en el sentido que quiere guiar nuestras vidas a un nuevo camino, a un nuevo criterio de ver las cosas, renunciando a lo que somos, a lo que pensamos tantas veces y descubrir que hay muchas cosas valiosas, y nuevas maneras de ver la vida y de enfrentarlas. Eso causa miedo pues hay que vencer nuestros pensamientos, nuestra animadversión nuestra apatía, pero es el camino, ¡Basta de de construir la casa¡ Es momento de empezar a construir la tienda y dejar que Dios nos guie a un nuevo paraje en nuestra vida y así celebrar auténticamente la Navidad.

1 comentario:

  1. ¡GRACIAS A DIOS! ¡GRACIAS PADRE!
    ... UNA TIENDA... USTED LA TIENE Y LA HA ACEPTADO CON FE Y OBEIENCIA... ¡GRACIAS POR SU EJEMPLO DE VIDA!
    ¡ROGAMOS PORQUE PRONTO ESTÉ USTED CON FELICIDAD EN NUESTRO HERMOSO PAÍS!
    ¡LO QUEREMOS!

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