1/10/09

«…y los envió de dos en dos»

Meditación del Jueves XXVI de tiempo Ordinario
Ciclo Ferial / I /
Año impar

Textos:
Nehemías 8,1-4.5-6.7-12
San Lucas 10,1-12

El evangelio del día de hoy nos presenta una de las características fundamentales de la vida de la Iglesia: Ser misionero. Ser misionero concretamente consiste en ir y anunciar a todo el mundo el evangelio, darlo a conocer plenamente a los demás.
Detengámonos en una característica que es fundamental: ir de dos en dos. Esto nos indica algo de la época, pues el numero dos indica el número del testimonio. Cuando alguien atestiguaba en un juicio era necesario hacerlo con dos personas, pues así se corroboraba que el testimonio fuese veraz y no existiera contradicción.
Jesús, los envía de dos en dos, en primer lugar si el número dos es símbolo del testimonio, quiere decir que son enviados para dar testimonio del evangelio. Ser misionero implica por tanto tener la capacidad de dar testimonio de lo que se anuncia. Ello quiere decir que el anunciar el evangelio no se limita simplemente a dar hermosos discursos, ni diálogos teológicos bien estructurados, ni dinámicas sentimentales que hagan llorar a los demás. El evangelio exige testimonio. Al enviarlos, Jesús estaba pensando justamente en ello, que fuesen capaces de reconocer que la misión es ese dar testimonio, que ellos son testimonio vivo del Evangelio y del Reino.
Esto nos invita a reflexionar que tanto somos testigo de lo que anunciamos, que tan testigos somos de nuestra vida de fe. No basta con ir a misa, no basta con hacer una oración unos momentitos, no basta con ir de vez en cuando a una plática; sino que se debe de dar testimonio. No basta tampoco con dar un servicio eclesial o tener un ministerio, lo importante es tener la capacidad de ser testigo. De qué me sirve que sea ministro de la Eucaristía si no encarno y llevo a Cristo a la vida de mi familia o de mi trabajo. De que me sirve ser catequista, si mi vida contradice todo lo que estoy anunciando. De qué me sirven tantas oraciones si no las vivo en mis realidades concretas.
Según la usanza legal de la Escritura son enviados de dos en dos para que no se contradigan entre ellos y así su mensaje sea veraz. Ser evangelizador implica precisamente tener la capacidad de no crear polémicas, divisiones sino que se sea capaz de dar a conocer el mensaje de Cristo, pero no contradicciones, no divisiones al interno de la vida. Deberíamos de meditar que tan veraz es nuestro mensaje o que tan contradictorio lo vamos volviendo con nuestras actitudes.
Ir de dos en dos nos lleva a considerar otra realidad muy importante que es precisamente la capacidad de la ayuda. Si son enviados de dos en dos, implica que se ayuden mutuamente, que se vayan auxiliando en el camino y en la predicación misma. Esto quiere decir que anunciar el evangelio implica que necesitamos de la ayuda de los demás. No creer que todo lo podemos por nosotros mismos, no creer que todo lo debemos hacer notros. El anuncio del evangelio lleva reconocernos necesitados de los demás, reconocer que por la vida no podemos ser tan soberbio de querer hacerlo todo y de solucionar todo. En segundo lugar reconocer que también los demás tienen algo que ofrecer y por ello darles la oportunidad que les permita hacer algo a favor de la comunidad y del anuncio del evangelio.
Finalmente el anuncio de dos en dos lleva precisamente a reconocer que no se va solo por la vida que se debe de hacer comunidad. Es imposible que se anuncie el evangelio sin hacer comunidad, de lo contrario anunciaríamos nuestro evangelio pero no el de la comunidad el de la iglesia, y así todo sería un mero subjetivismo. Dese luego que todos pensamos distinto, cada quien lo hace con su experiencia, pero ello no quiere decir que lo haga sin tomar en cuenta a la comunidad. Cuando alguien lo anuncia solo, por sí mismo, que tiene miedo que otro escuche implica que no está del todo bien. O cuando nada más se tata de contradecir por capricho personal, tampoco sirve. O si sólo se hace para desprestigiar a alguien o para sacar un provecho personal tampoco sirve. Anunciar el evangelio es cosa de dos, es de una vida en comunidad, que consiste precisamente en construir una comunidad y dejar todo individualismo.
Todos tenemos esta misión en la vida como creyentes: Ser misioneros, habríamos de preguntarnos qué tan fieles hemos sido a este llamado. Y que finalmente la misma Santa Teresita a quien celebramos el día de hoy los invitaba a serlo comenzando con la experiencia del amor.
Creo que sería interesante meditar un poco en Santa Teresita y así comprender mejor nuestra vocación al amor, y lo haré posteriormente...

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