22/4/11

«Muchos quedaron horrorizados a causa de él, porque su aspecto estaba tan desfigurado »

Meditación con motivo del Viernes Santo (la Pasión del Señor)

Textos:
Isaías 52,13-15.53,1-12
Hebreos 4,14-16.5,7-9
San Juan 18,1-40.19,1-42


El día de hoy la liturgia del viernes santo nos hace centrar la mirada en Jesús crucificado, y ello ser capaces de penetrar en el misterio de su pasión. Finalmente al ver la cruz uno puede quedar sorprendido, puede quedar desconcertado, al tratar de descubrir la razón de ese suceso, de ese sufrimiento, de ese dolor, de esa muerte. Y justo ante este misterio que hoy se nos invita a contemplar podemos ver como las lecturas nos ayudan para adentrarnos en el misterio de la cruz y desde ahí comprender este extraordinario signo.
Centrémonos en la primera lectura, que nos presenta el cuarto cántico del siervo, en donde se nos habla del sentido del sufrimiento del siervo y con ello podremos descubrir el sentido de la muerte de Jesús.
De alguna manera los primeros versículos del texto nos colocan en el contexto que dan sentido a todo el desarrollo del ministerio de Jesús. Analicemos estos versículos y acerquémonos al misterio de la cruz. «Mi Servidor triunfará: será exaltado y elevado a una altura muy grande.» El canto del dolor de este siervo comienza ante todo con una aseveración que viene de Dios ante todo. Dios anuncia ante todo el sentido y desenlace de la vida de este siervo: El triunfo. Este siervo, la descripción que después se hará de él, tiene un final que es la exaltación. La misión de este siervo no está para perderse en el sin sentido de la vida, en el absurdo de la fe, sino que está llamado a encontrarse con el triunfo, su misión no quedará estéril, sino que dará un fruto, no quedará en el olvido sino que será glorificado. Con estas palabras, con esta promesa se abre este cantico, y con estas palabras se abre la meditación de la cruz. De tal manera que la cruz no será el fin, no será la última palabra, no será la muerte la que triunfará al final de la historia, pues antes de que esto suceda, se ha pronunciado la sentencia, será el siervo, será Cristo quien será exaltado y con ello, será la vida la que triunfe finalmente. Con estas extraordinarias palabras no sólo se abre el cántico, sino la liturgia de la Palabra del hoy. Esto implica que es necesario leer y contemplar el misterio de la cruz con la llamada a la exaltación, al triunfo de la vida.
Y después descubrimos que si bien hay una llamada al triunfo está no parece tan obvia al inicio, pues no es un triunfo que se gane por simpatías, sino que hay en el fondo un dolor: «Muchos quedaron horrorizados a causa de él, porque estaba tan desfigurado que su aspecto no era el de un hombre y su apariencia no era más la de un ser humano.» Vemos que antes del triunfo está la situación del desprecio, este siervo ha sido fuertemente humillado. Todos están horrorizados la ver su aspecto, pues está desfigurado: no es algo propiamente atrayente, es algo repulsivo. Y si lo vemos bien esto es desagradable, pues el mundo de hoy busca que las personas sean atrayentes, se venden cosméticos, perfumes, ropas, tan sólo para ser atrayentes para no ser rechazados, para no ser ignorados, para ser alguien en la vida. Finalmente el hombre busca no ser despreciado, sino aceptado, y la sociedad lo hace por medio de productos. En el fondo la cruz es algo repulsivo, pues nadie dirá que es agradable a los ojos ver a un crucificado, a uno que está totalmente ensangrentado. A la gente le gusta lo trayente, lo bien parecido, lo que tiene buena fachada, no lo que sufre, no lo que duele, no lo que tiene mal aspecto. La cruz a nadie le gusta, pues a nadie le gusta sufrir realmente a nadie le gusta experimentar el dolor, es generalmente rechazado. Y si la cruz es un signo de amor, de donación, de entrega generosa, implica entonces que darse tiene como consecuencia un dolor, en el fondo el amor pleno nadie le gusta pues eso implica más sufrimiento y a veces es mejor claudicar, abandonar el proyecto y no seguir adelante.
Y esta idea del rechazo del dolor y la búsqueda de lo que da buen aspecto en el fondo es lo que dice el canto y concuerda con el pensamiento bíblico pues dice más adelante el cantico: «El creció como un retoño en su presencia, como una raíz que brota de una tierra árida, sin forma ni hermosura que atrajera nuestras miradas, sin un aspecto que pudiera agradarnos.» Se puede ver como el texto remarca la idea de que en él no hay belleza, y por tanto eso hace que sea rechazado, pues él mismo y con ello su mensaje no es bello, algo que debe ser fundamental pues la belleza dentro de la Biblia es el signo de la bendición de Dios. Y esto se ve claramente en la descripción de varios personajes de la Biblia y se dicen que son bellos, de buena presencia, porque dentro el Antiguo Testamento está esta concepción de que la belleza permite que algo o alguien sea percibido y si ésta no existe entonces no es digno de consideración y por ende la bendición de Dios no está con él. En el fondo el sufriente no es algo bello y por ello no vale la pena poner atención, ciertamente impacta, pero al poco tiempo uno va por la vida desinteresado. Si lo nos detenemos un poco en las noticias al escuchar una catástrofe uno se sorprende trata de ayudar, pero al poco tiempo eso ya no es noticia y se olvida, salvo en el lugar donde se vive, porque uno trata de escapar de esa realidad, pues no es atrayente. Así, por ejemplo en nuestros días tiene poco que sucedió el terremoto en Japón, al inicio todos hablaban de ello, pero con el paso del tiempo es una noticia secundaria, es mejor tratar de olvidarse del dolor, no es atrayente, y se llega a comentar poco, pero en segundo plano. En cambio para la boda del príncipe de Inglaterra todos los medios se centra en ellos (no porque sea malo o esté en contra), incluso se invita a seguir el acontecimiento, la historia, el romance, etc. Y eso se sigue porque es bello, es llamativo y evita pensar en el dolor. EL mundo de hoy ve como en antiguo que lo que no es bello está privado de la gracia de Dios. En el fondo huimos del dolor, del compromiso, y podríamos ver en la cruz ese dolor, que no nos gusta, pues nos compromete con los demás, nos compromete a amar sus miserias, sus pecados, nos compromete a perdonar y ser misericordiosos y eso duele, por ello es mejor alejarse de ellos, pues eso duele, es difícil y no vale la pena comprometerse.
Y el texto del verso 15 continúa diciendo que así como se ha asustado ante ese semblante también se sorprenderán: «También, él asombrará a muchas naciones, y ante él los reyes cerrarán la boca, porque verán lo que nunca se les había contado y comprenderán algo que nunca habían oído.» Finalmente todo esto causa un asombro, causa una admiración. Esto da un maravillarse, pues es algo inaudito, como es posible que se cague con ese sufriente, cómo es posible que en la cruz haya tanto dolor, y un dolor basado en el amor. Uno al ver esto queda callada, uno al contemplar el dolor se queda sin palabra alguna, no se puede decir más. Cierto que hay dolor, cierto que se sufre, pero la raíz de todo es el amor, hay un amor que ha aceptado esto y esto causa admiración. Es alguien golpeado, alguien desfigurado, uno que es despreciado por los hombres, alguien que no es bello y por tanto que no tiene la bendición de Dios, es alguien que es abandonado y rechazado por Dio, pero resulta ser que no es así, resulta ser que Dios lo ha acogido, que Dios lo exalta, eso es realmente inaudito, es algo que contradice el sentido común, pero si estos e hace es porque la razón de fondo no es un mero sufrimiento, es un amor, se ha sufrido por amor y por ese amor todo encuentra un sentido.
Y entonces el dolor tiene una respuesta: El amor, el amor por los hombres que quiere conocerlos a fondo salvarlos dese su fragilidad. El dolor es una consecuencia de hacerse hombre. Es una consecuencia que Jesús vive al haber tomado nuestra condición, él se ha hecho hombre, se ha hecho frágil, pequeño, endeble, insignificante y al tomar eso necesariamente ha tomado el dolor. Nadie puede tomar la debilidad sin el dolora, nadie puede decir que ha asumido la fragilidad si no sabe lo que es el dolor. El dolor es parte de la condición humana y Jesús lo ha asumido. Y Jesús lo toma y lo toma totalmente, pues sufre y sufre el dolor no sólo de su humanidad, sino lo que los mismos hombres hacen. No sólo es que Jesús sufra en su humanidad como parte de ella, sino que acepta el dolor que los otros le propinan, pues el dolor no solo es consecuencia de uno solo, sino que el dolor también es consecuencia de lo que los otros hacen buscando el propio beneficio, bastará ver el dolor que provocan secuestradores, ladrones, asesinos, etc. Ellos provocan dolor, así como aquellos que nos difaman, se vengan, señalan, etc. Es dolor que los otros hacen. Y Jesús ha aceptado este dolor, a asumido este dolor, en su condición y ha asumido el dolor de los otros, ha asumido el dolor de la calumnia, de los asesinos, de los destructores de vida, ahí en la cruz no es sólo el dolor del crucificado, sino el dolor de todos aquellos que lo provocan, es receptáculo de el dolor que otros infringen y lo sufre de manera cruel, lo sufre totalmente para conoce plenamente nuestra humanidad, y dese ahí provocar una redención. De tal manera que contemplar la cruz es contemplar a aquel que por amor conoce y ha asumido nuestro dolor.
Por ello la exclamación: «¿Quién habría creído esto que escuchamos?» Quién lo podría creer, nadie, sin embargo así es el plan de Dios. Un plan que tiene como signo el amor a los hombres. No es según los criterios humanos, sino los criterios de Dios, los criterios del amor que logran transformarlo todo en vida y amor. A partir de esto podemos ver ahora el sentido de la cruz, y ciertamente podríamos sorprendernos, verlo como imposible o bien sorprendernos y dejarnos amara por él, y ser más sensibles al dolor de nuestros hermanos y acercarnos a ellos, con el fin de ayudarlos y así ayudar al dolor de Jesús en la cruz.

2 comentarios:

  1. ¡GRACIAS A DIOS! ¡GRACIAS PADRE!

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  2. ¡FELIZ, FELIZ, FELIZ RESURRECCIÓN!

    ¡LLEGÓ LA LUZ!

    ¡QUÉ DÍA TAN FELIZ PARA TODA LA HUMANIDAD!

    ¡Y FUE POR AMOR!

    ¡FELICIDADES!

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