10/9/09

¿Cómo ser hombres nuevos?

Meditación con motivo del Jueves XXIII de tiempo ordinario
Ciclo ferial /I/
Año impar

Textos:
Colosenses 3,12-17
San Lucas 6,27-38

El día de ayer san Pablo nos exhortaba a buscar las cosas de cielo y así tener las bases para cambiar nuestro estilo de vida y a revestirnos de Cristo, hoy continúa ese tema y parece darnos algunas pistas para poder revestirnos de Cristo en nuestra vida. Analicemos algunas de ellas para entenderlo mejor:

1. Revestirse de Cristo es la invitación como dice san Pablo a revestirse «de sentimientos de profunda compasión.» Es fundamental para iniciar una vida totalmente cristiana estar revestido de la compasión, entendiendo la compasión como aquella virtud que nos hace padecer con el otro, que tratamos de vivir y de sentir lo que el otro siente y vive. Yo creo que muchos de los problemas en nuestra vida se podrían solucionar si tuviéramos compasión de unos con otros. Cuantos problemas se quitarían si la mamá sufriera con su hijo lo que le atormenta y desde ahí lo ayudara, en lugar de marginarlo o castigarlo; o cuántos hijos deberían ponerse en los zapatos de sus papás y desde ahí entender lo que le dicen. La compasión es necesaria para una mejor relación con los demás. Es el camino para evitar los conflictos y para establecer una mejor fraternidad. Tener compasión, es revestirse de Cristo pues efectivamente nos identificamos con sus sentimientos, que en su compasión nos ha amado y salvado.
2. «Sopórtense los unos a los otros.» San Pablo invita a la solidaridad al interno de la vida cristiana y para ello hay que sostener a los miembros de la misma comunidad, de ahí que diga “sopórtense”, que quiere decir ‘aguántense’, ‘cárguenlos’, ‘no dejes que el otro se tambalee’,’ ser el soporte del otro’. Para San Pablo es fundamental que la vida al interno de la comunidad sea efectivamente una vida de solidaridad, quedando excluida la zancadilla, el chisme, el complot, de aplastar al insignificante. La comunidad está para ayudar y levantar al que está cayendo, el que se ha vuelto vulnerable, el que está fallando o perdiendo la fe. La única manera de revestirse de Cristo implica hacerse solidario con los demás, tenderle la mano a cada uno de ellos y levantarlos.
3. Esa solidaridad, ese ser soporte para los demás implica conlleva la capacidad del perdón, de ahí que el mismo san Pablo nos dice: «Perdónense mutuamente siempre que alguien tenga motivo de queja contra otro. El Señor los ha perdonado: hagan ustedes lo mismo.» El perdón es parte de la vestidura nueva en Cristo resucitado. El cristiano está llamado a vivir ese perdón pleno y total en la vida. A lo mejor con dificultad, con esfuerzo, con tiempo, pero que es posible para vivir la vida del cristiano. Y ese perdón no se debe a los esfuerzos meramente humanos, sino que parte fundamentalmente de Dios, pues san Pablo agrega que si estamos llamados al perdón se debe precisamente a que hemos sido perdonados en Cristo. Es su perdón la gracia y fuerza que nos da la capacidad de levantarnos y transformar nuestra vida y la de los demás.
4. Y finalmente llega la cúspide de este revestimiento: «Sobre todo, revístanse del amor, que es el vínculo de la perfección.» El amor es el sentido real que ilumina la vida del hombre, si estamos llamados a revestirnos del hombre nuevo implica que debemos de revestirnos de la experiencia del amor. Sin el amor no es posible vivir esa experiencia de fe. Seríamos un absurdo lanzado al vacío. De ahí la insistencia de Pablo “sobre todo, revístanse de amor”, y ese “sobre todo” marcando que sin eso no es posible vivir la experiencia de Cristo. De ahí que un hombre de fe que no se reviste del amor, no tiene fe Cristo. Sin amor no es posible vivir la experiencia del resucitado, ni comunicar a los demás nuestra fe, porque la fe no se anuncia con palabras o discursos bien elaborados, o con un estudio arduo; la fe sólo se trasmite con amor, con la vivencia radical del amor. La vivencia del amor demuestra al mundo que estamos revestidos de una nueva realidad, que Cristo está en nuestras vidas. Sólo con el amor podemos caminar hacia esa perfección a la cual estamos llamados.
5. «Vivan en la acción de gracias.» Revestirse implica vivir en el espíritu del agradecimiento. No es posible ser un hombre nuevo si no vivimos inmersos en la dinámica del agradecimiento. Cuántas veces hemos creído que nos lo merecemos todo y no somos capaces de elevar nuestra voz y reconocer lo que los demás hacen por nosotros. El hombre nuevo es el que dice continuamente gracias, por la vida y por todo lo que los demás hacen por nosotros, porque en realidad lo que hemos llegado a hacer y lo que seguimos haciendo se debe a lo que todos hacen por nosotros, voluntaria o involuntariamente, pero que son necesarios en nuestra historia.
6. «Que la Palabra de Cristo resida en ustedes con toda su riqueza.» Revestirse de Cristo conlleva a dejar que su Palabra habite en nosotros. No es posible ser hombre nuevo y no ser portador de su Palabra. Es ilógico iniciar una vida nueva y no permitir que Cristo siga instruyéndonos con su Palabra. El hombre que se deja transformar por Cristo descubre que su Palabra tiene algo nuevo que decirle, que transformar en todo su ser. Podemos ver un ejemplo, cuántos después de regresar de un retiro vienen con ánimo, empiezan a ser distintos, pero con el paso de los días o de las semanas vuelve a ser el mismo que antes. Podríamos creer que el retiro fue inútil, pero no es así, lo que sucede es que el retiro Dios le hablo y lo transformo, pero con el paso de los días no se dio la oportunidad de que la Palabra lo fuese transformando y por supuesto que regresará a ser el mismo hombre viejo de antes, porque revestirse es un acto continuo lo cual se logra con la escucha atenta y perseverante de su Palabra.
7. «Instrúyanse en la verdadera sabiduría, corrigiéndose los unos a los otros.» Revestirse de hombre nuevo es formar comunidad y así como hay que ser solidario, según lo explicábamos más arriba, también es importante edificar y quitar vicios, de ahí que san Pablo pida la corrección y la instrucción. La instrucción se refiere a dar elementos nuevos que ayuden a conocer mejor las cosas y la vida a la luz de Dios, ayudando a una mejor comprensión de la realidad; así como la corrección que deberá ayudar a un mejor estilo de vida. El hombre nuevo se deja instruir y corregir para cambiar su percepción y conducta en la vida. Así como hacerlo llenos de caridad hacia los demás, teniendo como base la verdadera Sabiduría, es decir, el verdadero conocimiento de la vida desde Dios, lo cual implica que en nosotros al instruir y corregir deberíamos ver si lo hacemos desde Dios, o bien lo hacemos desde nuestros sueños, nuestros intereses, nuestras conveniencias; pero no desde Dios. A veces uno de los errores en la vida de la comunidad cristiana es querer instruir y corregir para nuestra propia conveniencia o nuestros ideologías, pero no muy cristianas. Cuántos en una comunidad pueden sacar a ciertas personas que por la edad, que porque hay disque otros más preparados, pero que en realidad se mueve sólo en nuestras ideas e influencias, pero no por el bien de la Iglesia, ni de Dios.
8. Finalmente: «Todo lo que puedan decir o realizar, háganlo siempre en nombre del Señor Jesús.» El hombre nuevo lo hace todo por Cristo, creo que esta frase sintetiza extraordinariamente todo lo que hemos dicho y descubrir que tanto hacemos las cosas por Dios o sin Él.

Buen día a todos…

1 comentario:

  1. PADRE, permítame compartir algunos pensamientos de personas que han sido sabias y SANTAS.
    De SU SANTIDAD JUAN XXIII: "No perdamos nunca, por ningún motivo, la calma, la paciencia ni la confianza"
    De SAN PABLO: "Sopórtense y ámense mutuamente" "Sobre todo, tengan amor, que es el vínculo de la perfecta unión"
    De SAN AGUSTÍN: "Ama y haz lo que quieras"
    De la madre TERESA DE CALCUTA: "Ama hasta que duela"
    Del ÁNGEL DEL SEÑOR (Lc. 1,37) "NADA ES IMPOSIBLE PARA DIOS"
    De SAN PABLO: "TODO LO PUEDO EN AQUÉL QUE ME CONFORTA"
    De SANTA MARTA: "SÍ SEÑOR, CREO FIRMEMENTE QUE TÚ ERES EL MESÍAS, EL HIJO DE DIOS Y QUE TODO LO QUE HOY ME DICES ES VERDAD" (Cf. Jn 11,27)
    Y de Tertuliano: "Creo porque es imposible"
    Creo, y al creer, haré todo lo imposible. DIOS mediante.

    GRACIAS PADRE

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