10/9/09

Problemas de ceguera

Meditación con motivo del Viernes XXIII de tiempo ordinario
Ciclo ferial /I/
Año impar

Textos:
1 Carta a Timoteo 1,1-2.12-14
San Lucas 6,39-42


Hay una diferencia entre ser pastor y ser oveja, mientras que esta ultima vive de la escucha, pues las ovejas son ciegas y se guían por el sonido del bastón del pastor; el pastor por su lado vive de la visión, y no me refiero a echarle un mero vistazo a la situación, sino la capacidad que se tiene para ahondar en la realidad tratando de descubrir lo que hay y sucede detrás de todo. Por tanto la tarea del pastor consiste básicamente en ver. Incluso en las primitivas comunidades al pastor de la comunidad se le denominaba “episcopós”, es decir, el vigilante. Así la terea de este epíscopo, de este obispo era vigilar el rebaño a él encomendado. Así el órgano que debe estar abierto en todos los sentidos es el de los ojos para tener la capacidad de interpretar la realidad y de estar atento a lo que les sucede y necesitan las ovejas. Todos tenemos algo de obispos en nuestra vida porque en el fondo debemos de ser buenos vigilantes de lo que se nos ha encomendado, ya sea nuestra familia, nuestros amigos, nuestro trabajo, nuestras responsabilidades, nuestras labores pastorales, etc.
Sobre los problemas de visión nos habla hoy el Señor: «Puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un pozo?» La cuestión que Jesús se plantea es que dos ciegos están imposibilitados para guiarse mutuamente pues ambos podrían caminar a la muerte, porque en realidad ninguno de los dos está capacitado para guiar a nadie. Nosotros somos pastores en ciertas situaciones pero puede ser que estemos ciegos. Y si estamos ciegos como podríamos guiar a nuestra familia, o cómo podríamos dar una buena lección, cómo seríamos buenos maestros, o como guiar una comunidad, o hacer bien nuestro trabajo. ¿No será que a lo mejor nuestra ceguera nos lleva directo al hoyo? Marcando que es un camino hacia el suicidio.
Pero yo creo que lo más importante para descubrir si estamos ciegos o no es contestar una pregunta: ¿Por qué estamos ciegos? ¿Cuál es la causa de nuestra ceguera? Veamos brevemente algunas de ellas:
1. Una de las causas de nuestra ceguera es seguramente la falta de interés en nuestros quehaceres. Muchas veces somos incapaces de ver y de descubrir muchas cosas porque no nos interesan. Cuantos no se dan cuenta de lo que se requiere en su trabajo precisamente porque no lo hacen bien, no lo hacen con ganas, dígase lo mismo de nuestra familia, muchas veces estamos tan acostumbrados a vivir con ellos y a veces tan desganados y desinteresados que somos incapaces de ver que le sucede a nuestros hijos o a nuestros padres.
2. Otra de las causas de nuestra ceguera es nuestra soberbia. Pues nos creemos superior a los demás y por tanto no nos interesa que le pueda pasar a otro, o que piense. La soberbia hace que no veamos a los demás, sino que sólo nos veamos a nosotros mismos en el espejo de la grandeza, sin descubrir que realmente que hay otros que le necesitan, y que son tan importantes como nosotros mismos.
3. La envidia también provoca esta ceguera, pues estamos tan encerrados en lo que queremos, en lo que buscamos y anhelamos que no somos capaces de descubrir lo que el otro requiere.
4. Los rencores también provocan ceguera porque no somos capaces de vislumbrar lo que realmente lo que hay en el entorno pues sólo dejamos que vaya creciendo en nosotros un sentimiento corrosivo que nos quita la paz, y que sólo anhela la destrucción y desquite de alguien. Y ese sentimiento puede hacernos perder el piso y descubrir lo que el otro necesita de mí.
5. Muchas veces lo que hacemos y opinamos está simplemente movido por nuestros intereses, pero no es movido por un espíritu de ayuda o de servicio. Eso nos hace ciegos pues sólo vemos lo que nos conviene, o vemos que hacer para que consigamos lo que queremos, pero no vemos realmente lo que el otro necesita o requiere, faltando de ese modo a la caridad.
En una palabra podríamos decir que la ceguera está provocada por nuestro egoísmo que me lleva a pensar sólo en mí sin descubrir lo que el otro requiere realmente.
Yo creo que ante estas razones que pudieran ocasionar nuestra ceguera impidiendo ser buenos pastores y vigilantes de los cuales notros estamos a cargo, deberíamos de pensar qué hacer ante esto. Si lo pensamos un poco cuando alguien se está quedando medio ciego se recuren a varios medios: Se pone uno lentes, o va a que le hagan una operación con rayo laser, o nos echamos unas gotas, o nos quitamos lo que nos impide ver, o ya de plano vamos a adquirir un lazarillo que nos vaya guiando. A lo mejor también nosotros deberíamos ir a ponernos los lentes de la humildad para ver que no somos los únicos en la vida, y que así como yo tengo preocupaciones ser capaces de ver que los demás también y que les puedo ayudar a lo mejor. O vamos que nos hagan una operación y permitimos que nos extirpen esa envidia o ese rencor que sólo nos hace encerrarnos en nosotros mismos, y ser capaces de ver que la vida no es sólo lo que yo quiero o anhelo, ni el buscar como desquitarme del otro, y así ser capaces de ver lo que los demás significan en mi vida y valore lo que vale la pena. O vamos a echarnos unas gotas de caridad y descubrimos que los demás también nos necesitan y que no puedo faltar a la caridad moviendo todo a mi manera y moviendo todo para que se haga mi voluntad, yo creo que lo mejor es descubrir que otros necesitan de mi y que no todo se puede hacer siempre a mi conveniencia, pues hay otras urgencias que también son importantes en la vida. Y si de plano tenemos una ceguera recalcitrante que ni lentes, ni gotas, ni operaciones pueden sanarme, pues vayamos y busquemos a alguien que nos guíe, que nos sepa orientar para ser los pastores y encargados que los que están a nuestro alrededor necesitan, puyes hasta el mejor pastor puede ser que necesite su lazarillo para que su ego y su egoísmo sean vencido poco a poco con la dirección de otra realidad.
Todo esto nos lo dice Jesús claramente con otras palabras: «Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano.» Pues que nuestras cegueras se curen y hagan de nosotros mejores personas capaces de ver todo y guiar a todos por caminos de amor y de paz.

1 comentario:

  1. PADRE ¡Qué difícil fue en la mañana tratar de
    enviar este comentario! (a las 7 a.m.)Internet no respondía.
    También en la tarde. Incluso ahora (12:35a.m.) y sólo para decir que ya intuía que mis lentes "no veían bien". Pero ¡HORROR! SOY YO...no mis lentes
    Que DIOS NUESTRO SEÑOR TENGA MISERICORDIA Y ME DE LUZ. SÓLO ÉL SABE QUÉ "GRADUACIÓN" NECESITO PARA VER BIEN (estoy segura que serán varios "lazarillos")
    GRACIAS PADRE Y, SI ES POSIBLE, NO NOS OLVIDE EN SUS PLEGARIAS (QUE NOSOTROS, NO LO OLVIDAMOS)

    ResponderEliminar